INE, la democracia no se toca

La oligarquía que representa a los poderes fácticos -poder económico, político, de prensa y religioso- del Estado, y que simboliza los intereses de los sectores privilegiados y pulcros de la sociedad mexicana, intenta permear una idea falsa en torno al decreto de reforma electoral propuesta por el presidente constitucional Andrés Manuel López obrador. Sin embargo, esta representa sólo una fracción mínima del Estado y el electorado. Argumentan; “la iniciativa vulnera la democracia al punto de su destrucción” y que “no pueden permitir que el dictador de tez morena pata rajada de macuspana de Palacio Nacional, haga esto”. Hablan despectivamente de un Presidente que ganó constitucional y democráticamente por la participación popular de millones de personas, dicen de esta reforma que “quieren acabar con tantos esfuerzos de décadas para la consolidación de una institución confiable, autónoma e imparcial en los procesos políticos-electorales como es el Instituto Nacional Electoral”. En palabras de ellos: sería un atraco y retroceso a la democracia en el país.

No obstante, la forma en que difunden la información es tendenciosa, sensacionalista, amarillista y falsa, dirigida directamente a los medios masivos de comunicación y luego retomada por costosas granjas de bots para reproducirla en redes sociales y así confundir al pueblo intencionalmente, creando una idea en el imaginario colectivo de una propuesta tiránica, demencial y brutal contra la democracia. Esto es algo que causa terror; la forma en que difunden una mentira aberrante que da escalofríos con el simple hecho de escucharla o leerla, una mentira que busca aplastar la propuesta de reforma electoral planteada por el gobierno de la Cuarta Transformación, pese a que la iniciativa es todo lo contrario a lo que difunden. La propuesta de reforma electoral busca fortalecer la democracia representativa y participativa convocando a la participación popular en los procesos políticos y electorales, además de reducir el gasto excesivo de la alta burocracia en el organismo electoral y de los partidos políticos; aspira a cambiar el método de elección de los consejeros del organismo electoral y magistrados del tribunal electoral por votación popular y la forma de elegir a los representantes populares, eliminando los 300 diputados y 32 senadores plurinominales, reafirmando que el nuevo organismo que se encargue de estas tareas sea un organismo público autónomo y dotado de personalidad jurídica, y no como difunde la oligarquía, donde según ellos, se va a perder ese carácter.

Dice muy claro en la propuesta de reforma del artículo 41 en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en la fracción V del apartado A: “El Instituto Nacional de Elecciones y Consultas -el ente que se propone- es un organismo público autónomo, en los términos que establezca la ley, dotado de personalidad jurídica y patrimonio propios, en cuya integración participan los partidos políticos nacionales y la ciudadanía...”(https://bit.ly/3EHkwjB).

Sin embargo, la campaña mediática masiva tomó acciones rigurosas y pasó a la calle. El pasado domingo 13 de noviembre salió a manifestarse un sector de la población, en su gran mayoría de las clases sociales altas, empresariales, académicos e intelectuales orgánicos y las clase medias aspiracionistas, además de los partidos de oposición -PAN, PRI y PRD- llevando con amenazas de despido a sus funcionarios públicos de las alcaldías de las ciudad de México y entidades federativas que gobiernan, a manifestarse en repudio de la reforma electoral y en defensa de el Instituto Nacional Electoral -INE-, tratando de imponer una idea perversa a la población en general de que la democracia está en peligro.

Más allá de la campaña mediática masiva y la manifestación de las altas esferas sociales -fifís- se percibe el miedo de la oligarquía a perder sus privilegios. Por eso, su reacción es hacer todo lo posible para mantenerlos, como en el caso concreto del INE, que ha sido usado por años a diestra y siniestra como todo el aparato del Estado en general para su propios beneficios particulares, usándolo para injerir vulgarmente en los procesos democráticos, incurriendo en fraudes electorales como 2006 y 2012, poniendo presidentes, gobernadores, senadores y diputados que se subordinan a sus intereses particulares, ocultando la fiscalización de los estratosféricos gastos de campaña provenientes del crimen organizado para beneficiar a candidatos a modo de los partidos hegemónicos que ahora son oposición. Así mismo, sus cómplices de la cúpula de la burocracia del órgano electoral que se han enriquecido al amparo del pueblo de México, con sueldos excesivos de más de 250 mil pesos al mes para los consejeros del INE más prestaciones de lujo, como viáticos para gasolina y bonos de despensa de más de 15 mil pesos al mes. Mientras que los más de 5 mil trabajadores del aparato electoral reciben sueldos deplorables de menos de 8 mil pesos, sin bonos, ni viáticos, aparte de ser los que logran sacar los procesos electorales de manera ejemplar.

Lo anterior no es lo único indignante: en un estudio realizado por la BBC la agencia pública de radio, televisión e internet del Reino Unido, referente a los costos de las elecciones por país, colocó a México como uno de los país con las elecciones más caras del mundo, con un costo promedio por votante de 25 dólares, y por campaña de 1,923 millones de electores con 76 millones de electores en 2012. Por el contrario, en Estados Unidos, se presenta un costo promedio por votante de 11.67 dólares, por campaña de 2,261 millones de electores con 227 millones de electores en 2016 -https://bit.ly/3XkkTHW-. El estudio refleja los altos costos de las elecciones en México, y si a esto, adicionalmente, le agregas su pésima certeza de los procesos electorales presidenciales y falta de confianza del pueblo al órgano que les da conducción, hablamos de una combinación nociva para el pueblo mexicano.

Por último, no debemos de menospreciar los alcances que puede llegar a tener la oligarquía en defensa de sus privilegios. Ellos se organizan con base en sus intereses, y si esos intereses están en juego, van a pelear con todos los recursos que tiene a sus manos. La excusa de hoy es la defensa del INE para crear caos, pero el día de mañana podríamos estar hablando de la conquista de la justicia laboral.

Nosotros no debemos de perder la calle, debemos continuar la organización popular y no distraernos en estridentismos occisos para defender no solo la democracia y la soberanía de México, si no la justicia que nos deben los gobiernos anteriores de México.

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