Juegos Olímpicos: el gran encuentro de la humanidad
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Hoy se inauguran los Juegos Olímpicos en Paris, ciudad que los alberga por tercera ocasión. El encuentro atlético tiene un significado que va mucho más allá de la competencia deportiva
Hoy tendrá lugar la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París, el evento deportivo más importante que se organiza en nuestro planeta, cada cuatro años desde que, hace 128, a instancias del barón Pierre de Coubertin, se retomó la tradición surgida en la antigua Grecia hace más de dos milenios y medio.
El núcleo de los Juegos Olímpicos está constituido, desde luego, por las competiciones deportivas: 10 mil 500 atletas lucharán por las medallas en 45 pruebas distintas correspondientes a 32 disciplinas. Pero los Juegos son mucho más que una competencia por el mejor lugar del medallero, la imposición de marcas o la gloria personal.
El encuentro veraniego de cada cuatro años también ha sido, históricamente, una oportunidad para hacer avanzar elementos de la agenda política global. Los Juegos de la era moderna han intentado así rescatar el elemento nuclear del evento de la antigüedad: pacificar el mundo helénico durante los días en que las justas deportivas se llevaban a cabo.
Más de una vez, por desgracia, hemos fracasado en este intento: en tres ocasiones le hemos dado la espalda al espíritu olímpico del pasado lejano y suspendido los Juegos para mantener la guerra. Hoy arribamos a la inauguración de una justa más en medio de un mundo convulso.
Los conflictos que se libran en Ucrania -invadida por Rusia desde hace más de dos años- y el territorio palestino -hoy ocupado por Israel- constituyen dos estigmas en la historia del olimpismo moderno cuyos embajadores no lograron convertir a la justa en motivo suficiente para sofocar el conflicto.
No se trata de un hecho que pueda reprochársele a quienes organizan los Juegos. No es su papel actuar como mediadores o pacificadores de las regiones convulsas del planeta. La alusión a las circunstancias del momento tienen solo la intención de evidenciar cómo este encuentro tiene el poder para reverberar más allá de los escenarios de competición.
Por lo demás, hoy atestiguaremos una ceremonia peculiar que por primera ocasión no se realizará dentro de un estadio sino que tendrá lugar al aire libre, en un amplio espacio de las riveras del Sena por el cual desfilarán las delegaciones de los países participantes.
Los organizadores han dicho que se trata de una ceremonia pensada por y para los atletas y que ellas y ellos serán colocados esta mañana (tiempo de México) en el centro del escenario.
La asistencia de más de un centenar de jefes de estado y de gobierno evidenciará el poder de convocatoria de un evento que contará con la participación de 206 países, más de lo que actualmente ocupan un asiento en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.
La ceremonia, cuyo punto culminante es el encendido del pebetero, seguramente nos mostrará, de forma inequívoca, lo que los Juegos Olímpicos son para el mundo de nuestros días: la reunión de lo mejor de la humanidad, en una sola ciudad, evidenciando cómo el deporte constituye un poderoso vehículo para encontrarnos y conciliarnos.
Encuesta Vanguardia
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