La deuda y el alfabeto
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El presupuesto de Coahuila para este año, aprobado por el Congreso local, tiene grandes contrastes, pues mientras que los pagos por la deuda se incrementaron un 51% -cuando el gasto total presupuestal aumentó un ocho por ciento-, la Secretaría de Educación sufre un recorte de 841 millones de pesos. O sea, más dinero para los banqueros y menos para los maestros y los estudiantes. Ignoro si los legisladores, en particular los de extracción magisterial, fueron conscientes de lo que autorizaron.
Al revisar las partidas de la deuda, destaca lo siguiente: 1) El monto para la amortización registra una escalada al pasar de 73.8 millones de pesos el año pasado, a mil 949 millones de pesos este año. A este ritmo, los pasivos bancarios —sin contar otros adeudos-, serían saldados en 20 años. 2) Los intereses sufren un aumento de 446 millones de pesos. Estos dos conceptos crecieron en 2 mil 300 millones de pesos de un año a otro, cantidad que representa el 55 por ciento del aumento presupuestal total para Coahuila en el periodo referido. 3) El pago de las coberturas se redujo de mil 271 millones de pesos, a 649 millones.
El considerable repunte destinado a la amortización de la deuda pudiera obedecer a los convenios con la banca privada; tal vez este año se vencen algunos pagos, aunque debido a la falta de información este es un supuesto. El mayor monto de intereses obedece al incremento de las tasas, las que han venido repuntando desde el año pasado, y con mucha posibilidad de aumentar a lo largo del 2022.
La cantidad destinada a las coberturas sufrió un retroceso del 49 por ciento, quizás debido al mayor costo de las mismas ante tasas más elevadas, o que ya no alcanzó el dinero, pero esto implica un mayor riesgo, pues se desmantela parte de la protección, ante los inminentes repuntes de los intereses. Es factible que durante el transcurso del año tanto la Reserva Federal como el Banco de México —de no intervenir la política-, hagan ajustes al alza.
Como vemos, la deuda mantiene su secuela negativa en las finanzas estatales, como lo comprueba el caso de la educación, donde hubo un fuerte retroceso en una coyuntura crítica, cuando debido a la pandemia es preciso fortalecer las condiciones de bioseguridad en las escuelas, para que los padres de familia puedan mandar a sus hijos a los centros escolares. Por qué castigar el gasto educativo, cuando se requiere dinero para entre otros aspectos, garantizar la seguridad en esos recintos azotados por el vandalismo, disponer de agua suficiente para el lavado de manos, de ventilación adecuada, disponibilidad de cubrebocas y de personal vacunado.
Además, se requieren recursos para mejorar la infraestructura y la conectividad en las escuelas de Coahuila, y facilitar el trabajo de los maestros, quienes son la parte medular del sistema educativo, y que no deben ser utilizados como promotores del voto. Y aquí está la ironía: fue en el gobierno de los profesores cuando se endeudó al estado, y ahora una actividad altamente prioritaria como la educativa se ve afectada por un recorte presupuestal.
Recuerdo en una de aquellas charlas de café, cuando Javier Villarreal Lozano, comentaba cómo los generales revolucionarios realizaron grandes inversiones en la construcción de escuelas en nuestra ciudad, y para muestra está la “Miguel López”. Aquellos hombres broncos y poco estudiados tuvieron la inteligencia para destinar una buena cantidad de recursos a la educación.
Y hablando de educación, Delfina Gómez titular del despacho en México, fue acusada de autorizar descuentos “voluntarios” a los empleados del municipio de Texcoco entre 2013 y 2015, y parte de ese dinero —4.5 millones de pesos-, de un total de alrededor de 14 millones, fue a parar a Morena, mientras que el resto del dinero, por decirlo de manera elegante, se evaporó. Y todavía dicen que son diferentes.
La Secretaria del despacho que una vez ocuparon gentes de la talla de Vasconcelos, Torres Bodet y Agustín Yáñez, cometió un delito electoral de carácter federal que se castiga hasta con nueve años de cárcel, pero seguirá la impunidad, al ser protegida de AMLO, sin embargo, Delfina Gómez, perdió toda calidad moral, pues ella debiera dar la muestra a los alumnos.
Al descuidar la educación los gobiernos comprometen el futuro del país. Mal presagio: tan cerca de la deuda y de AMLO y tan lejos del alfabeto.