Dichos charros
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Ya dije que el mero día del terremoto del 7 de septiembre estuve en el templo de San Francisco, en Puebla. Ahí se conserva el cuerpo del Beato Fray Sebastián de Aparicio, que antes de ser fraile y beato, se divertía mancornando toros bravos, es decir, los derribaba tomándolos con las manos por los cuernos. Por eso se le considera uno de los fundadores de la charrería mexicana, y aunque no es santo, sino solamente beato, se le venera como patrono de los charros, y su protector. Yo visito a fray Sebastián de Aparicio siempre que voy a la Ciudad de los Ángeles. Está de cuerpo presente, incorrupto, en una capilla del bello templo que arriba mencioné. Centenares de devotos lo visitan cada día, y en un cuaderno anotan sus peticiones. Yo una vez escribí una, y se me concedió. Ahora tengo en la casa del Potrero un bello cuadro de fray Sebastián en el que aparece guiando una carreta, pues también es considerado fundador de la arriería en México, primer transportista, primer carrocero y primer constructor de caminos en nuestro país. En su honor pongo ahora aquí algunos dichos charros.
- A mí ningún buey me brama, y menos en mi ranchito.
- Al hombre jugador, y al caballo corredor, poco les dura el honor.
- Al gallo sin espolón ni la gallina lo quiere.
- Barbiquejo en la nuca, pañuelito en el cuello, pantalón con rayita y anillo en el puro, pendejo seguro.
- Del caballo, la pistola y la mujer, sólo el dueño ha de saber.
- Como caballo de circo: hasta la changa me monta.
- El andar a caballo a unos hace caballeros, a otros caballerangos.
- El caballo y la guitarra, según quien los agarra.
- El que presta la mujer pa’ bailar o el caballo pa’ torear, no tiene derecho a reclamar.
- El que quiera ser buen charro, poco plato y menos jarro.
- Al que se deja lo ensillan, y al que se ensilla lo montan.
- Líbreme Dios de caballo mañoso, que yo me libraré del brioso.
- Sólo Dios es caporal, los demás son puros peones.
- Le gusta el trote del macho, aunque la zangoloteye.
- Gallo, caballo y mujer, por la raza has de escoger.
- Que Dios me libre de un rayo, de un burro en el mes de mayo y de un pendejo a caballo.