El aprendiz
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No nos indignemos tanto, pues Trump sólo hace lo mismo que nosotros y que miles de millones de personas más: Sexistas, misóginos, violentos, intolerantes
Hasta ahora a Donald Trump lo han llamado “intolerante”, “racista”, “xenófobo”, “deshonesto”, “tramposo” y los que se me olvidan. Pero luego de la revelación del audio en donde se escucha una linda y florida conversación del candidato republicano cuando conducía el reality show “El aprendiz”, esta larga lista de calificativos ha ido en aumento.
Y es que despues de darse a conocer este video a Trump le han dicho “sexista”, “misógino”, “machista” y hasta el actor Robert De Niro lo llamó “cerdo”, “cretino” y fanfarrón. Lupita D’ Alessio probablemente le diría que “Es un gran necio, un estúpido engreido, egoísta y caprichoso, un payaso vanidoso, inconsciente y presumido, falso enano rencoroso que no tiene corazón”.
Si no lo vio o escuchó el video, hágalo pero sin asustarse. El audio dice: “Cuando eres una estrella, te dejan hacerles de todo. Puedes hacer lo que quieras, agarrarlas por el coño. Yo me le lancé y fallé, lo admito. Intenté tener sexo, con esa puta, pero ella ya estaba casada”.
Esto desató una tormenta política con algunos líderes del partido republicano desmarcandose de él y retirándole el apoyo. John McCain, excandidato presidencial republicano, dijo: “Es imposible continuar ofreciendo un apoyo aún condicionado a su candidatura”, mientras que la exsecretaria de Estado, Condoleezza Rice afirmó: “Basta, Donald Trump no debería ser Presidente”. Incluso se rumora que su compañero de fórmula, el gobernador de Indiana, Mike Pence podría retirarse de la contienda.
Pero Trump no aprende, no le importa aprender de las lecciones de la historia. Tampoco lo hace ni quiere hacerlo casi la mitad del electorado de ese país que por lo menos en las encuestas, está con él. No le retiraron el apoyo cuando se refirió a los mexicanos como narcotraficantes y violadores; mucho menos cuando pidió que se suspendiera la entrada de inmigrantes musulmanes luego del ataque en San Bernardino, California. Tampoco importaron las ofensas a la entonces precandidata republicana Carly Fiorina, a quien dijo en un debate: “¿Miren su cara, alguien podría votar por ella?”, o cuando se burló de la discapacidad física de Serge Kovaleski, reportero del periódico New York Times.
Pero luego de recordar los discursos y dichos de Trump, me pareció que ya habia escuchado o visto todo eso antes. Entonces recordé lo que todos sabemos: que en el mundo, según datos de la ONU, el 35 por ciento de las mujeres ha sufrido violencia física o sexual de un hombre y que aquí en México, si usted es mujer y está leyendo esto, tiene una probabilidad del 50 por ciento de sufrir o haber sufrido violencia física o sexual en su vida y hasta en la Unión Europea el 45 por ciento de las mujeres son violentadas por el hombre.
¿No me diga que se asusta con el trato de Trump hacia las mujeres? Le recuerdo que aquí en México, la Comisión Pastoral Educativa del Arzobispado, imprimió un manual bajo el lema “¡Prevenir una violación depende de ti!”, en donde detalla cómo deberían vestir para eliminar el problema de la violencia sexual. Las mujeres en la visión del Arzobispado, son responsables si las violan.
¿Asustado por el espiritu antiinmigrante y discriminatorio de Donald Trump? Pues aquí mismo en México, la encuesta nacional de discriminación reveló que 6 de cada 10 mexicanos se sienten discriminados “por no tener dinero” o que 4 de cada 10 por su color de piel.
Por supuesto, otros se sienten discriminados por sus preferencias sexuales o por ser migrantes.
El lenguaje de Trump es repugnante y soez. Es un individuo rapaz que agrede a las mujeres y a todo aquél que se le atraviese. Esto nos horroriza porque quien lo dice aspira a ser el Presidente del país más poderoso del mundo. Pero no nos indignemos tanto, pues él sólo hace lo mismo que nosotros y que miles de millones de personas más. Sexistas, misóginos, violentos, intolerantes, racistas y si quiere le sigo.
Somos aprendices que no aprendemos nada y que no nos interesa aprender nada. Molière, el dramaturgo francés no lo pudo expresar mejor en la obra de teatro “Don Juan o el Convidado de Piedra” cuando dice: “La hipocresía es un vicio privilegiado que, con su mano, cierra la boca de todo el mundo y goza descansadamente de una soberana impunidad”.
@marcosduran