El cercano ‘lejano oriente’
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No está en ningún diccionario.
El periodista inventa el neologismo apoyado en construcciones similares de la mágica lengua cervantina. No hay verbo chinizar ni adjetivo chinizado pero ante la progresiva invasión de los productos chinos en los mercados internacionales se ve uno inclinado a expresarlo con esa descriptiva palabra. Contiene el sujeto, el sentido de avance progresivo y el significado de acción.
Puede ser un abrigo, unos zapatos, un juguete, un reloj, una imagen guadalupana o un aparato electrónico. Busque usted con cuidado y encontrará la etiqueta “made in China”. Si compra usted un iPod o un iPad le dicen que lo recibirá en 12 días. Es que viene volando desde China, llegará a la ciudad de México y de ahí será remitido a los destinos provinciales.
Es mano de obra barata y maquila a lo bestia. La destreza manual de los orientales hace que las calidades –bien supervisadas, claro– no se degraden. Se quejan los comerciantes mexicanos porque no pueden rebajar tanto sus precios para competir con la baratura de la chinización invasiva.
Ya se habla de un automóvil chinesco –de baratura impresionante– que podrá rodar por las calles de nuestras ciudades con un mínimo de mantenimiento. Y el dragón puede manejar con inteligencia los sobornos solapados para no abandonar su proyecto de un China Town en plena península del sureste. Las objeciones económicas, ecológicas, higiénicas y culturales se han levantado contra ese mundo extraterritorial en proyecto, de costumbres y modos de vida exóticos, en un colonialismo modernizado dentro de la globalización.
Ya tenemos en nuestras ciudades los nombres –en inglés– de tiendas, franquicias y hoteles como salpicaduras de negocios extranjeros. Se debe al empeño de traer el otro lado al lado de acá. Al pasear dentro de los centros comerciales saltillenses o regios, la gente quiere sentirse igual que en los malls (léase moles) de Laredo o de McAllen.
No tardarán en llegar los techos de esquinas levantadas en construcciones mandarinescas, albergando las mercancías y las viandas de los hombres y mujeres de ojos rasgados y piel azafranada.
La futura ensalada cultural de las naciones se irá haciendo cada vez más abigarrada y múltiple. El mundo tiende a estar en todo el mundo en este movimiento envolvente que camina hacia un gigantesco organismo colectivo. El futuro será una raza cósmica en que se entremezclen todas las nacionalidades, en una comunidad planetaria pluricultural. La chinización, entonces, acercará el lejano oriente a todos los puntos cardinales...