Estos días de diciembre
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Sin duda, la Navidad llega con un mensaje de amor, humildad y esperanza. Estos valores, que se resaltan en esta época, nos alientan a reflexionar sobre las cosas valiosas que nos rodean, que debemos recuperar y fortalecer. Es cierto que también es una de las épocas que más nos ocupan en el año y no por ello podemos dejar a un lado nuestros pensamientos sobre nuestra familia, la amistad, nuestra patria, el futuro y la trascendencia.
Desafortunadamente, nuestro México termina este 2015 con el ánimo decaído. La corrupción, el abuso de poder y, sobre todo, la impunidad, han erosionado gravemente la confianza de la gente en las instituciones públicas y se ha degradado la política y lo público. Mientras mucha gente estira el gasto para llevar lo indispensable a la mesa, en las noticias se dan a conocer “bonos” millonarios divididos entre políticos. La inseguridad sigue dañando a las familias y la impunidad empodera a los delincuentes y debilita a la autoridad encargada del orden.
En este año, salvo en algunos puntos del país en los que se logró renovar la esperanza ciudadana en las elecciones de junio pasado, para la inmensa mayoría de los mexicanos la política es un espectáculo que enoja e indigna. Por eso, no es extraño que hoy la política esté sumida en el descrédito ni que seamos un país insatisfecho con la democracia, y que los partidos políticos sean mirados con enorme desconfianza y hasta con indignación.
Este tipo de situaciones nos presentan dos alternativas: una es quedarnos sentados en la queja y así esperar a que cambien las cosas por sí solas, la otra es tomar las riendas de nuestro destino en nuestras manos y organizarnos. La indignación es un gran paso —de entrada, es mejor que la indiferencia—, pero la acción es la que puede rescatar a nuestro país y a la política. Con esa idea decidí trabajar con México este año y lanzar la asociación civil Dignificación de la Política, porque estoy convencida de que el empeño debe estar en la reconstrucción de la política como un ejercicio cívico más digno y más útil de servir a los demás. Redoblaré mis esfuerzos el próximo año para generar esa plataforma ciudadana desde la que se pueda trabajar, idear, crear, compartir y participar.
Sé que en México, somos millones los que queremos un cambio, los que queremos poner nuestros valores por delante y hacer todo lo que esté de nuestra parte para que las cosas estén a la altura de lo que todo nuestro México se merece. El aliento y el ánimo deben estar presente en lo que podemos hacer con nuestro país.
Estas fiestas decembrinas las podemos aprovechar para también reflexionar sobre nuestro país, nuestros encuentros y desencuentros, nuestras grandes posibilidades y desafíos. Les deseo una Feliz Navidad. De igual manera, acompaño a quienes sin celebrar esta fiesta también se alegran en sus propias tradiciones familiares o religiosas. Fiestas que nos recuerdan lo valioso que es la familia, los amigos, las amigas, la patria y las convicciones.
Que estos días sirvan para encontrar los sentimientos necesarios, las emociones suficientes, las buenas razones y las buenas personas que nos muevan a amar más a nuestro país y devolverle el alma y la dignidad a nuestro México.
Nos vemos el próximo año, con renovada esperanza.
Abogada