Jugamos a deshacer el silencio con las manos
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Por: Julio César Félix
Poesía es todo lo que se mueve. El resto es prosa.
Nicanor Parra
Escribir, quizá, no tiene más justificación que tratar de contestar a esa pregunta que un día nos hicimos y que, hasta no recibir respuesta, no deja de aguijonearnos. Los grandes libros —quiero decir— los libros necesarios son aquellos que logran responder a las preguntas que, oscuramente y sin formularlas del todo, se hace el resto de los hombres. No sé si la pregunta que ha dado origen a este libro les haya quitado el sueño a muchos; y es más dudoso aún que mi respuesta conquiste el asentimiento general Pero si no estoy seguro del alcance y de la validez de mi contestación, sí lo estoy de su necesidad personal.
Desde que empecé a escribir poemas me pregunté si de veras valía la pena hacerlo: ¿no sería mejor transformar la vida en poesía que hacer poesía con la vida?; y la poesía ¿no puede tener como objeto propio, más que la creación de poemas, la de instantes poéticos? ¿Será posible una comunión universal en la poesía?
En Party animals, Sergio Pérez Torres (Nuevo León, 1986) atrapa, como las redes a las mariposas, instantes poéticos. Los recrea y reelabora; los transforma.
Party animals es la celebración de la vida; la celebración de la noche convertida en deseo; un transcurrir del tiempo sobre el pecho de la lujuria y la aventura del amor.
Party animals es un poemario que derrocha honestidad; es una fiesta de los cuerpos; hay amor, concupiscencia y lujuria.
Party animals inicia a las 10:00 pm., con astucia, y sin desparpajo, abriendo los amplios portones de la noche: el rito dionisiaco se canaliza hacia los confines del cuerpo y el amor…
A las 12:25 am:
“La música es más tenue, / en mí él es un chelo que difumina la tristeza”. Afirma Sergio.
En este libro el poeta nos invita a despertar a la noche, habitarla a través de sus dardos poéticos; sus textos me recuerdan a los que el poeta del “Spleen de París” nominó a sus últimos escritos: cohetes. Y estos cohetes son tan velocísimos, como intensos:
Él y yo sólo bailamos, / pero detrás de nuestros cuerpos, / escondidas de las luces, / su sombra y mi sombra hacen el amor. (Esto ocurre a la 1.59 am).
A las 2.23 am, el poeta canta “El amor nos lleva como un auto negro a medianoche”, en una imagen muy afortunada, pues en esa oscuridad que supone la noche, el poeta la ilumina con su canto, con su ritual nocturno.
Si yo fuera una ciudad
Él dormiría sobre mi pecho.
Canta y evoca el poeta, a las 5 de la mañana, después de una larga y efímera travesía a través de la noche, los cuerpos, las cadencias de las sombras del deseo.
Party animals es un libro de acción, lejos de ser poemas adustos que conforman un ente formal con sus metáforas de enganche sobre el amor, este es un libro que es una metáfora en sí mismo y que está en movimiento, no sólo poético sino físico. Y muchas cosas más. Puede funcionar en varios niveles y sentidos estéticos.
Me quedo, en esta primera lectura, con la idea de la celebración de la Noche, y el culto a sus luces que transforman realidades y cuerpos; una canción polifónica del Deseo.
El poeta utiliza un registro claro, conciso, fulminante. Manifiesta en el transcurrir de la noche el sello y marca personal del amante nocturno en la fiesta del placer y el amor libre.
Y este viaje termina, por decirlo de alguna manera, pues empieza otro; a las 7 de la mañana:
Como los sueños se apagan para que emerja el sol.
Por cierto, Party animals obtuvo el Premio Nacional de Poesía Carmen Alardín, convocado por el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (Conarte), en 2017.
Invito a la lectura de este poemario, reconocerán sus propias voces y el aletargamiento de los besos de madrugada.
Sergio Pérez Torres
Conarte
México, 2017
Premio Nacional de Poesía Carmen Alardín 2017
