La nueva conciencia
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Sin duda, la transparencia se está apoderando de la sociedad actual, y en consecuencia, en cierta manera se paraliza la gestión política. En la sociedad cibernética los que hacen uso de las redes sociales (Facebook, Twitter, entre otras) se están convirtiendo en los nuevos “santos inquisidores”. Juzgan y sentencian sin proceso de por medio. Sin derecho de réplica. No dejan espacio para la defensa.
En la medida que la confianza hacia las instituciones se debilita, los observadores internautas le apuestan más a la vigilancia y al control. Esto sucede porque las redes sociales como espacios de libertad, posibilitan un gran número de vigilantes internautas que en cierta forma, juzgan sin consideración alguna y “encarcelan” a las autoridades.
La sentencia de los cibernautas se da a través de los “likes”, en esta sociedad de la hiper información y de la hiper comunicación. En este contexto, la transparencia, en muchos de los casos solo se limita al espacio de la exposición. Por eso, en la mayoría de las solicitudes de información se refieren a la búsqueda de datos para evidenciar algún acto de corrupción.
En este escenario también se construye una nueva conciencia ciudadana sobre la política, los políticos y el ejercicio del poder. Los resultados de las elecciones de este año en nuestro País y en otras latitudes, así como los referéndums en Inglaterra, Bolivia y el último en Italia así lo demuestran.
Los ciudadanos están cansados de tantos actos de desviación de recursos. Así lo revelan los estudios de opinión. Ahora las últimas encuestas en México, consignan a la corrupción como uno de nuestros tres mayores problemas. En muchas de las pasadas encuestas sobre las preferencias electorales en el País, la violencia y el desempleo, aparecían como los principales problemas de la sociedad o así lo interpretaron las encuestas.
En los últimos años ha aumentado el número de casos de corrupción reconocidos en los estados y municipios. Sin duda, la presión de los ciudadanos ha contribuido a ello. En el más reciente estudio demoscópico del periódico Reforma, del día primero de este mes, el 71% de los líderes piensa que en los últimos doce meses la corrupción ha aumentado; lo mismo opina el 57% de los ciudadanos. Ya desde antes, la mayoría de los electores admitían que todos los políticos son corruptos, que no hay de otros, y exigen que los gobernantes, presenten buenos resultados.
Hoy los votantes toman más en cuenta una trayectoria no relacionada con la política que la capacidad y la experiencia que puedan o no tener los candidatos. Están decepcionados. Los estudios de opinión también exhiben un desencanto por la democracia.
Pero no solo en nuestro País los ciudadanos muestran una nueva manera de pensar y actuar frente al poder. En Italia hace unos días se sometió a referéndum entre otras cosas: Aprobar el texto de la ley constitucional concerniente a la supresión del bicameralismo paritario, la reducción del número de parlamentarios, la contención de los costes de funcionamiento de las instituciones.
El “No” ganó con casi 20 puntos de ventaja sobre el “Sí”, 59.7% frente a 40.3%. El resultado conduce a la inestabilidad institucional en uno de los países fundadores de la Unión Europea (UE) en una coyuntura en el que la comunidad europea todavía no se repone del Brexit y se estremece ante el aliento de formaciones de extrema derecha, declaradas antieuropeas, en diversos países.
Estados Unidos de América cimbra al mundo con la elección de Donald Trump. El primer ministro Matteo Renzi dimitió tras perder de forma rotunda el referéndum. Los electores italianos votaron en contra la contrarreforma, diseñada para reforzar y consagrar un sistema oligárquico. En Italia poco sirvieron las alianzas de los grupos de poder económicos y mediáticos, con una parte de la clase política y la intervención directa de las instituciones de la Unión Europea a favor del “Sí”. Sus llamados al miedo, con unos mercados en rebelión permanente y la inestabilidad que se genera de nada sirvieron, y se volvieron a equivocar y no será la última vez.
El fantasma de la nueva conciencia y de las redes sociales, para bien o para mal, no solo se manifiesta en nuestro País, recorre el mundo. Esta semana el Papa Francisco dijo que consumir noticias falsas es como comer excremento y lamentó el auge de la desinformación que padecemos.
jshv0851@gmail.com