La tormenta que viene...
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Todos Santos, BCS.-...No es eléctrica, sino económica y va a detonar irremediablemente porque se avecina por uno de los únicos puntos cardinales que aún está fuera del alcance de la 4T: El Banco de México y su autonomía.
Les platico: Uno de mis informantes transexenales -que está en Banxico desde el gobierno de Calderón- me llamó ayer para decirme que la bajada de 50 puntos a las tasas de interés para dejarlas en 4.5% se dio pese a la opinión en contrario y a la presión de banqueros que ya no ven lo duro sino lo tupido.
Debido al bicho, los bancos arrastran un índice de morosidad o cartera vencida al 31 de julio, del 3.45%, que en junio fue del 2.14% y en mayo del 2%
Éstos no son números malos, pero si se cruzan con el aumento del 17% que registran las reservas fondeadas por los bancos contra riesgos crediticios para alcanzar hoy los $200,000 millones de pesos, se justifica el nerviosismo de los banqueros.
Mi fuente refiere que hubo una gran presión por parte de ese sector para que no bajaran las tasas de interés, porque la banca está corriéndola contra las políticas electoreras de la 4T, al radicalizar los controles para la colocación de créditos a la empresa.
Banorte es uno de los que cada día toman más provisiones y exigen mayores garantías para conceder préstamos.
La presión del gobierno federal para que los bancos presten a la IP es cada vez mayor porque las válvulas del financiamiento oficial siguen cerradas ya saben por órdenes de quien.
Aquí se presenta un contrasentido de la 4T, pues mientras López Obrador alardea de que México no se vas endeudar con créditos internacionales, está obligando a las empresas a hacerlo a través de la banca de primer piso, y de ahí el anuncio de la 5a bajada consecutiva de las tasas de interés desde 2016.
Banxico sigue siendo independiente, pero mi fuente dice que en diciembre de 2021 para cuando termine el periodo del gobernador Alejandro Díaz de León, un amloísta calienta el brazo en el bullpen para entrar al relevo en la loma de las responsabilidades del Banco de México (hablando en términos beisboleros).
La recomendación de los alucinados asesores del presidente en materia económica, hablaban de una populista baja de 100 puntos o más en las tasas, que no fue aceptada por la junta de gobierno del Banco central y todo quedó en los 50 puntos de marras, pero...
... la tempestad podría detonar si AMLO hace uso de sus facultades presidenciales y coloca a un alfil suyo en lugar del vice gobernador Javier Eduardo Guzmán Calafell, que termina su gestión en diciembre de este año.
Otro de sus afines, Jonathan Heath, sustituyó a Manuel Ramos Francia el 1 de diciembre de 2018, apenas asumió el poder.
De esta manera se cumpliría algo inédito en la historia de México: un presidente estaría colocando a gente suya en tres de los cinco puestos de la junta de gobierno de Banxico.
Oteemos el horizonte para darnos una idea de la magnitud de la tormenta que se cerniría sobre nuestro vapuleado País si Banxico es controlado por la 4T:
1.- No habría límite para las políticas populistas de López Obrador. El crédito se manejaría como si fuera un catecismo y los bancos, presionados por bajas reiteradas a las tasas de interés y rebajar sus exigencias de garantías para obligarlos a prestar cada vez más, tendrían que asumir un nivel de deuda igual a la soberana de México.
2.- Los niveles de impago de personas morales y civiles crecerían al mismo ritmo que la popularidad del presidente, pues evidentemente que el fácil acceso al crédito barato sería una bandera política con fines electorales.
3.- El nivel de confianza de México ante la comunidad financiera internacional se vendría a pique, lo cual afectaría aún más nuestro rol exportador, y se desplomaría la atracción de dinero e inversión extranjera, al darse cuenta los dueños de los capitales golondrinos, que su lana aquí dejaría de pagarle los réditos que hoy le dan.
CAJÓN DE SASTRE
“Ahí viene la tormenta y nosotros sin paraguas, pararrayos ni contrapesos en lo económico, político ni social”, dice la irreverente de mi Gaby.