Libre comercio y libre expresión
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Nada de aranceles. Ningún proteccionismo.
Los tratados de libre comercio se fueron configurando en todo el mundo. Unos aquí, otros allá. Las naciones acordaban mutuos beneficios echando abajo condicionamientos y limitaciones. Sin cadenas ni candados, el comercio empezaba a circular sin obstáculos. Unos muy equilibrados. Otros en que no le iba igual al poderoso que al débil.
Hay tratados vigentes y otros por renovar. Se atenta contra la libertad de lo tratado cuando se intenta presionar con aranceles no previstos en tratado. Cuando se condiciona el cumplimiento del libre comercio a impuestos unilaterales de importación que no estaban acordados. Y más si se intentan como progresivos si no se satisfacen exigencias ajenas al ámbito comercial, como es, por ejemplo, un fenómeno migratorio.
Es claro que se ha agravado el avance migratorio por ser ya no sólo por motivos laborales sino de asilo. Quienes emigran son sobrevivientes de un naufragio hecho de violencias, de carencias, de sequías, de corrupciones e ineptitudes. Se mueven familias e infantes sin parientes y no en avance de hormiga sino en estampida multitudinaria y reclamante.
El norte exige contención, detención, represión. Nuestro sur propone hacer más fino el filtro y cuidar siempre los derechos humanos de los que van en tránsito. Y va en la propuesta la atención a las causas con un programa internacional de elevación integral. Y esto no por presiones sino por cumplimiento de leyes internas y por principios de humanismo. Hoy se explica la posición nacional en Tijuana con presencia, abundante y representante frente a acuerdo o a imposición.
Apenas ayer se celebraba el día anual de la libertad de expresión.
En estos tiempos en que se habla de fake news, de la posverdad y de bots o robots en las redes sociales. En que no se distingue la línea que separa la libertad del libertinaje y la expresión de la vociferación, la difamación de la calumnia, la oposición de la descalificación, la crítica a la acción de la condenación a la persona. Expresión es difundir lo que cada persona o grupo ha descubierto como valioso, acertado, equilibrado, sensato y lúcido y sobre todo útil para el bien comunitario. Es también señalar lo pésimo de las acciones respetando a las personas.
No se cancela el humorismo inteligente y certero, el exhibir –con trazos o textos– las ineptitudes y las contradicciones con la autocensura del respeto que evita caer en chabacanería o en desahogos autodenunciantes. Una expresión libre, sin porcentajes de soborno para adulaciones, disimulaciones o quemas inconsistentes o difusión de verdades distorsionadas o sacadas de contexto. El debate sano, caballeresco, deportivo, con elegancia comunicativa no juzga intenciones ni condena sin pruebas, pero señala lo antihumano y lo antisocial para el bien de todos.
El día de la libertad de expresión tuvo ahora vecindad con el libre comercio que se intenta defender, desde el vértice de una notable pirámide de unanimidad, en la misma frontera de la ira y de la oportunidad, ante la muralla de tortilla y de hamburguesa, cerca del puente en que cruzan los canes que van a comer y los que regresan a ladrar... Libre comercio y libre expresión. Para que circulen sin trabas las ideas y se intercambien sin cortapisas las compraventas del mercado...