¿Nos acecha la violencia nuevamente?
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Uno de los episodios más amargos de nuestro pasado reciente es el relacionado con la violencia que padecimos cuando las organizaciones criminales desbordaron a las instituciones públicas, las infiltraron y desafiaron abiertamente al Estado.
Fue una época de zozobra e incertidumbre pero, sobre todo, fue una época en la cual todos nos sentimos indefensos, vulnerables, a merced de quien decidiera hacernos daño y sin la menor posibilidad de acudir a nadie en busca de ayuda o en demanda de seguridad.
Fue una época cuya característica más notoria fueron las “balaceras”, los enfrentamientos entre grupos delincuenciales rivales y entre estos y las autoridades o las fuerzas armadas, mismos que podían ocurrir a cualquier hora del día y en cualquier lugar.
El principal temor de cualquier persona en esos tiempos era el de convertirse repentinamente en parte de las estadísticas funestas de la “guerra contra el narco”, al quedar atrapada en medio de una confrontación armada.
Nadie quiere volver a esos tiempos. Nadie quiere que las autoridades relajen los mecanismos mediante los cuales se ha logrado devolver la tranquilidad a nuestras calles, dejando claro a los criminales que no pueden pretender imponernos su ley.
Por ello, porque nadie quiere regresar a esos tiempos aciagos, es necesario que cualquier evento, cuyas características parezcan ponernos de regreso en ese camino, sea señalado de forma puntual y las autoridades ofrezcan al respecto explicaciones precisas para dejar claro si se trata de un hecho aislado o nos encontramos frente a una llamada de atención.
El comentario viene al caso a propósito del reporte periodístico que publicamos en esta edición, en el cual se relatan hechos que presuntamente tuvieron lugar la noche del pasado lunes, al norte de la ciudad de Saltillo, cuando se habría registrado un enfrentamiento entre delincuentes y elementos de los cuerpos de seguridad.
De acuerdo con las versiones de los vecinos de los sectores, San Miguel, Jardines de Versalles y Nogalar del Campestre, entre otros, un vehículo con individuos armados a bordo habría sido avistado en dicha zona, alertándose a la policía y registrándose la presencia de elementos de seguridad en el lugar.
Tras el arribo de los policías, se habrían registrado varias detonaciones de arma de fuego y habría tenido lugar una persecución por las calles del sector. Eso fue lo que los vecinos aseguran haber escuchado, pero no existe ningún reporte oficial respecto de tales hechos.
¿Ocurrió o no ocurrió tal enfrentamiento? ¿Cuál fue su saldo? ¿Fue sólo la imaginación de los vecinos? ¿Los ruidos escuchados corresponden a eventos diferentes?
Se trata de preguntas que no sólo merecen respuesta, sino que obligan a las autoridades a ofrecer explicaciones puntuales que eviten el peor de los escenarios en este caso: que el vacío de información se llene con rumores de todo tipo que sólo contribuyan a la intranquilidad colectiva.