Puebla: ¿héroes y bandidos?
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Los norteamericanos saben de cuestiones de héroes. Si no los tienen, los inventan. Tienen héroes de cómic: “Superman”, el sorprendente “Hombre Araña”; un personaje que fue creado cuando bramaban la metralleta y los obuses nazis de la Segunda Guerra Mundial, el famoso “Capitán América”, el cual nació con una sola premisa: defender a los americanos de la amenaza de Hitler; “Batman”, el cual es mi favorito. Los norteamericanos saben de héroes. Si no los tienen, los inventan. De aquí que haya héroes deportivos, héroes musicales, héroes de guerra, héroes empresariales, héroes políticos, héroes enfundados en trajes de bomberos, de policías; héroes enfundados en traje militar y otros que son pilotos de avión de línea comercial.
Héroes. Una sociedad sumida en el mayor colapso financiero de su historia y a punto de la quiebra, necesita de héroes. Hagamos memoria: en el año 2009 a los norteamericanos les llegaron dos héroes de un sólo golpe, llegaron dos de un sólo tiro: asumió el poder político el sorprendente Barack Obama, y un sólo hombre, para mayores señas piloto de una línea comercial, salvó la vida de 150 personas y de su tripulación al acuatizar un Airbus A320 en el río Hudson, a la altura de la calle 48 en pleno centro neurálgico de los Estados Unidos: Nueva York. La historia ya se hizo película con Tom Hanks en el papel protagónico. El “héroe del Hudson” responde al nombre de Chesley Sullenberger, Sully para sus amigos. Luego de despegar del aeropuerto LaGuardia, tuvo que aterrizar de emergencia por problemas de potencia en sus turbinas. Había un aeropuerto cercano, Teterboro en Nueva Jersey, pero no alcanzaba a llegar. La otra opción era funesta: aterrizar en plena Quinta Avenida de NY, atascada de compradores navideños. Las consecuencias serían fatales. El héroe Sully se había formado en el Ejército norteamericano. Se graduó en la Academia del Aire en los años setenta del siglo pasado y había piloteado un F-4 de las Fuerzas Aéreas norteamericanas durante siete años. En 1980 se uniría a la USAir, entrenando a nuevos pilotos.
El entrenamiento militar y disciplina adquiridos fueron determinantes para tomar la decisión en cuestión de segundos. Desde su despegue en LaGuardia hasta su acuatizaje en pleno río Hudson, con temperaturas gélidas, sólo pasaron alrededor de tres minutos. Los 12 segundos en que tomó la decisión de acuatizar fueron suficientes para vestirse de gloria y ser un héroe vivo, ejemplo para todo el mundo. En su toma de posesión como Presidente norteamericano, Barack Obama –otro héroe que representa fielmente que una y otra vez el sueño americano se puede realizar– invitó al “héroe del Hudson” y a su familia, y los tuvo en primera fila.
ESQUINA-BAJAN
El acuatizaje del impresionante Airbus A320 se transmitió una y otra vez. De hecho, ese año y para el “volado” del Super Bowl, ¿sabe usted quién lanzó la moneda? Sully. Estados Unidos tienen héroes vivos. Y si no los tienen, los inventan. En México, nuestros “héroes” son cadáveres que huelen a naftalina, alcanfor y conservadores artificiales. Tienen un lenguaje rancio y decadente. En Estados Unidos los héroes están vivos, dan entrevistas y son motivo de películas; en México habitamos las cavernas, el pasado, y aún hoy se exige perdón y disculpas a los españoles por haber llegado a estas tierras: sólo a Andrés Manuel López Obrador, Presidente de Morena, se le pudo haber ocurrido semejante disparate. Lo pusieron en su sitio.
Modesto, el héroe viviente Sully dijo a la prensa a su arribo a su pequeño pueblo donde vive y fue recibido como tal: “Las circunstancias determinaron que le tocara a esta experimentada tripulación el estar en ese vuelo en particular, en ese día en particular... pero sé que hablo en nombre de toda la tripulación cuando les digo que simplemente estábamos haciendo el trabajo para el cual fuimos entrenados”. Una paradoja más: mientras que el héroe Sully hizo aterrizar un monstruoso Airbus y nadie murió en dicha emergencia en Nueva York en condiciones naturales extremas y adversas; en México, usted lo recuerda, el tristemente célebre piloto Alvarito, del avión Learjet de Juan Camilo Mouriño y Santiago Vasconcelos, hizo aterrizar el jet en pleno Periférico y Paseo de la Reforma: una tragedia, todos murieron. De aquí entonces el humor macabro de los mexicanos, que de todo nos burlamos, hasta de las tragedias. Hay un anuncio en internet que dice a la letra: “La Secretaría de Gobernación solicita pilotos. Requisitos: que sepan rezar”. La expresión del piloto Alvarito ya es célebre: cuando el avión se venía a pique y el colapso era ya inminente expresó: “!Ay, Diosito!”
Pero las tragedias aéreas no son monopolio del PAN ni del PRI. Afectan a todo tipo de ciudadanos, pero es increíble que estas tragedias se ceben con los políticos. Una de las últimas: la caída del helicóptero en diciembre pasado donde viajaban la gobernadora de Puebla, Érika Alonso, y su esposo el senador Rafael Moreno Valle. Muerte harto misteriosa donde aún hoy no se sabe nada. Repaso: un piloto mexicano reza y no evita la inminente tragedia; el piloto norteamericano fue entrenado para situaciones extremas. EU y México: vecinos distantes en todo, hasta en materia de héroes, y si de héroes se trata, los norteamericanos los tienen vivos. Bueno, aquí también hay muchos vivos, depende de usted si les dice héroes o villanos. En Puebla habrá elecciones extraordinarias para gobernador. Repite Miguel Barbosa bajo las enaguas de su dirigente de partido, Yeidckol Polevnsky (antes se llamaba Citlali Ibáñez Camacho, en fin).
LETRAS MINÚSCULAS
Esta elección y su ganador marcarán agenda y ritmo del presidente de Morena, Andrés Manuel López Obrador.