Torre giratoria

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En aquella ciudad es una experiencia que ningún turista se quiere perder.
Subir hasta arriba en elevador. Entrar en el atractivo lugar de refección. Ocupar una mesa adosada al muro en que están los grandes ventanales. Se va ensamblando el ambiente de sabores, de música suave, de conversación amigable y de vista cambiante. Como la torre gira en su copete y ahí está también el espacio circular y giratorio, va cambiando el panorama cada vez que el comensal dirige su mirada, desde la altura, a la ciudad de rascacielos, bosques, parques, fuentes, templos y teatros, avenidas y bulevares, zonas residenciales lejanas y río navegable. Así es la mirada que capta y teclea desde la buhardilla de segundo piso en que las paredes son abrigo para ventiscas heladas provenientes de la serranía.
AMISTAD SABOREADA Y REGALADA
También mensajeada, claro. El “cara-libro”y los “juatsapes” en las redes hacen una pirotecnia multicolor de frases repetitivas, de videos reenviados, de corazones a pasto y tapizan la red con las palabras: feliz, abrazo, beso, y verdaderos ramilletes de buenos deseos y plegarias, frases sabias, poemas y fotos de flores y rostros sonrientes. No faltan las melancolías, las nostalgias y las evocaciones.
Se buscan dulzuras y sabrosuras para el paladar en lugares separados de antemano, y van llegando ahí los saludos recíprocos seguidos del parloteo regocijado y los selfies en serie. Se saborea la amistad con chispas de recuerdos y estremecimientos de carcajadas. Y la amistad saboreada se vuelve también regalada. Todo se va presentando minúsculo gracioso, con elegancia frustrada que no llega a ser cursi por lo cariñosa. Predomina lo femenino bien escogido entre tantas ofertas del comercio sagaz.
DONATIVOS PARA HOSPITALES
Es tamaliza. El menú combina el tamal de chipilín tabasqueño con el exquisito chocolate de Oaxaca. Es elegancia austera y pueblerina. Muchos tecleos supusieron farsas, componendas, presiones imaginarias y hasta servilismos salpicados de hipocresías. En realidad es solo una invitación a que los empresarios que tienen más sensibilidad social, libre y voluntariamente, aporten donativos generosos para dotar de suficientes tecnologías modernas a los hospitales que sirven a los empobrecidos. Se sortea la cantidad equivalente a lo que vale un avión de lujo y los empresarios recibirán boletos según el monto de su aportación. Pueden asumirlos, venderlos, regalarlos y quienes los compren saben que contribuyen a una obra social y, además, pueden, como en todo sorteo de la Lotería, tener su premio. Quienes firmen aprovecharán la oportunidad de pagar la hipoteca social de sus ganancias y propiedades, en una nación de desigualdades.
EL VIRUS VIRAL
Empezaron las cifras estadísticas con unidades y decenas, ahora ya andan en el nivel de los miles. Los brotes aquí y allá son los más vigilados y combatidos para evitar la virulencia contaminante. De por sí, este inviernillo ha sido de flujos nasales, tercas toses y escalofríos intermitentes. Desde gripes agudas hasta algunos tipos de influenza que ha atacado a los no vacunados. La monarquía viral de los virus coronados no parece aún tan inminente. Ya se recomienda lo preventivo como blindaje indispensable: jabón o gel en manos, gárgaras saladas, vitamina C, saludo oriental de inclinación en lugar de apretón de manos o abrazo o beso y cubreboca en sitios de más riesgo... Y sigue la torre girando, pero ya no alcanzan las miradas...