- 22 abril 2024
Republicanos región 4: panistas en Coahuila
COMPARTIR
Otra de políticos gringos:
Randy McNally es el vicegobernador del estado que vio nacer al whiskey Jack Daniel’s (y debe ser por eso que escriben dobles casi todas las letras de su nombre): Tennessee.
McNally es un viejito bolillo de aspecto bonachón y un perfecto ejemplo del político conservador de los Estados Unidos.
El problema parece ser que, como buen septuagenario e inmigrante de la era digital, McNally no es muy diestro con el manejo de sus redes sociales.
Fue a principios de este mes que un diario local informó que, desde su cuenta de Instagram, oficial y verificada, el vicegobernador había estado muy activo prodigando comentarios elogiosos y entusiastas a la colección de fotos de un mancebo de la comunidad LGBTTQ, de nombre Franklin McClure.
Y aunque la comunidad “instragramera” es conocida por publicar fotos de comida y otras frivolidades, las imágenes del joven gay de 20 años no eran precisamente de un platillo, aunque... muy probablemente sí de algo que le encantaría comerse a este destacado miembro del Partido Republicano (¿no le dije que era republicano? Bueno, seguro que no le sorprende).
En una de las imágenes en las que el mocetón aparece vestido sólo con un calzoncillo cachetero hasta por debajo de su cintura, el político le comenta vehemente: “Super look, Finn” (“Finn” es un hipocorístico para Franklin) y remata con un emoji de aplauso.
En otra imagen, el calzoncillo baja más hasta casi mostrar el salame crudo del joven modelo y nuestro veterano vicegobernador, quizás sudoroso de la emoción, sólo pudo comentar con el consabido emoji del corazoncito rojo.
Y en una tercera foto, que es un close up al redondo trasero del atlético chamacón, don Randy se pone ya en plan poético: “Finn, tú haces que en un día lluvioso salga el sol y el arcoíris”; tres corazoncitos rojos más junto a tres ardientes llamaradas.
Yo no critico, pero una cosa sí le digo, amable lector, hermosa lectora, “queride lectore”: Ahí donde alguien le dedique palabras tan lindas y coloridas... ¡ahí es!
Ahora bien: ¿Debemos hacer escarnio del hecho de que un varón otoñal goce recreando sus cansadas pupilas en la visión de fornidos y bien aceitados cuerpos masculinos?
¡Desde luego que no!
¿Y no importa que se trate del vicegobernador de uno de los 50 Estados de la Unión Americana?
¡Categóricamente no! Antes que cualquier otra cosa es un ciudadano pleno en todos sus derechos y libertades.
¿Y que el señor McNally tenga 75 años de edad?
No, ni siquiera nos concierne.
¿Y el hecho de que sea republicano?
Esteee... bueno, no. Tampoco. Aun dentro del partido conservador por excelencia debe haber cabida para una corriente moderadamente progresista. ¡Bienvenida la diversidad!
¿Y que el vicegobernador sea un hombre de familia, casado (con Janice McNally), padre, abuelo e incluso bisabuelo?
Ok, esto ya se está poniendo difícil... Sin embargo, tampoco debemos encontrar graciosa esta situación, ya que el drama de quienes llevan una doble vida por temor a revelar sus preferencias debe ser un maldito infierno.
Sin embargo, lo que el mundo no le perdona a McNally, en especial la comunidad LGBTTQ, lo que lo vuelve realmente noticioso y un chiste para diversos medios y para sus opositores políticos, es que en distintas ocasiones, desde su reiterada posición como congresista, ha votado diversas iniciativas en contra de los derechos de los gays. Y eso, eso sí, es tener muy poquita y republicana madre.
El vocero de McNally ha tratado de subsanar esta crisis de credibilidad asegurando que el vicegobernador “es una persona muy activa en redes sociales que disfruta interactuando con todo tipo de gente a la que le gusta animar siempre con comentarios positivos”.
¡Ajá! Sí, tú... ¡Ándale!
Pero pese a que hablamos de la nación que aún le llora a Donald Trump, los gringos no son tan ingenuos como para comprar esta versión y McNally es hoy por hoy el vivo retrato de la hipocresía.
A falta de republicanos hipócritas, en Coahuila tenemos panistas, lo mismo pero mucho, mucho, muchísimo más barato.
No me malentienda: las otras divisas políticas no son en forma alguna asociaciones más virtuosas o mejor reputadas. Pero al menos el PRI tiene una cualidad cínica (de entre un cínico y un mosca muerta, prefiera siempre al cínico); y los morenos, bueno... esos ahorita están tan embriagados de poder que sienten que no le tienen que responder a nadie porque su Papi Grande habla por ellos todos los días de ocho a diez.
El panismo coahuilense se quitó su careta cuando le entregó la gubernatura a Miguel Riquelme, a pesar de que tenía aún recursos para impugnar el resultado de la elección que pendía de un hilo. Pero Guillermo Anaya se levantó inexplicablemente de la mesa de conteos. Y aunque históricamente habían dado la batalla con mucho menos que eso, de un momento a otro doblaron las manos, recogieron su tinglado y se fueron a sus cómodas casas clasemedieras.
Hoy día, incapaces de articular una candidatura y ya sin argumentos para esgrimir una causa política (solía ser el desfalco histórico al erario coahuilense por parte de la dinastía y clan Moreira), con lujo de mediocridad y desmemoria se trepan a la nave tricolor, como meretrices a barco bucanero, sin el menor pudor ni recato.
Su excusa sería detener el avance de la amenaza lopezobradorista, evitar que Coahuila se convierta en otro coto de la 4T. Pero ni existe tal amenaza (Morena no tiene en estos lares la más remota posibilidad) ni era esa la razón de ser del PAN. Su tarea como fuerza de oposición en Coahuila era vigilar al poder local, ser contrapeso y presentar una alternativa para refrescar dicho poder y así abrir una posibilidad de sanear por fin las finanzas estatales y deslindar responsabilidades sobre los desfalcos.
En vez de ello, se hacen un taco con todo lo que vociferaron en contra del abusivo ejercicio del poder en Coahuila, eminentemente tricolor, y se atragantan con semejante dosis masiva de camote.
Luego, ni siquiera son sobrios a la hora de formalizar su alianza, para que de perdido nos creamos que aún conservan sus principios. Sino que se entregan al carnaval y al besamanos del abanderado tricolor. Y al igual que Randy McNally, entre foto y foto, nomás les falta comentar: “¡Manolo, tú haces salir el sol y el arcoíris en un día lluvioso!”, siendo que este candidato representaba todo lo que ellos decían aborrecer. ¿Así o más hipócritas?
Ojalá don Lorenzo Burciaga se les esté apareciendo por las noches para jalarles las patas, mortificarles el sueño y privarles de todo descanso. Y si no, no corran prisa, ya Coahuila y la historia los colocarán en su justo lugar.
TE PUEDE INTERESAR: ‘Todo en Todas Partes al Mismo Tiempo’. Explicando el multiverso
Encuesta Vanguardia
https://vanguardia.com.mx/binrepository/1152x768/0c60/1152d648/down-right/11604/QCIR/enrique-abasolo_1-81660_20220423141929.png