Sabiduría de Güémez
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Ficción o realidad, vago azar o precisa ley, al decir de Borges , la sabiduría contenida en la tradición del pueblo de Güémez, Tamaulipas , sintetiza un estilo de vida entregado a su satisfacción, a su ejercicio vigoroso y su filosofía campirana y muy atinada.
Pueblo enclavado en las cercanías de Ciudad Victoria, fundado en 1749 y bordeado por los ríos Purificación y Corona, debe su economía a la agricultura y a la ganadería.
Su personaje más singular, sin embargo, parece esfumarse entre la ficción y la leyenda, es un ser dotado de ingenio peculiar que ha traspasado las fronteras culturales y dotado de un humorismo involuntario las sentencias más frías del entendimiento.
parecería que después de meditar, el filósofo expresaba sus ideas basadas en una lógica sencilla, directa, concisa, obvia, indiscutible e hilarante. Su filosofía era famosa por ser concreta y designar a las cosas por su nombre.
La identidad original del filósofo se refiere a dos personas: José Calderón Castillo y Juan Mansilla Ríos. Los dos eran habitantes del poblado, nacidos en el siglo 19 y difuntos en el 20.
Pero la leyenda surge cuando a fin de dar continuidad a la fama del filósofo, otros más retomaron la hazaña y engendraron frases en las cuales es fácil identificar los diferentes estilos del pensamiento y de ahí afirmar que el filósofo de Güémez es la suma de los muchos que lo han precedido.
Muestra de esa variadas y entretenidas magia del pensamiento son:
“Cuando pica la hormiga nomás hay dos cosas por hacer: rascarse y esperar la roncha; “Laguna que no tiene desagüe, tiene resumidero... porque en un tanto no puede estar”; “Si caminas despacito, llegarás más tardecito”; “Hombre que grita, llamar la atención necesita; “Si una pelea quieres parar, teta has de enseñar”.
“Estás más delgada que cuando estabas más gorda”; “Árbol que nace torcido es porque no le pusieron palito”; “Cuando el gallo canta en la madrugada... pue’ que llueva mucho, que llueva poco o que no llueva nada”.
“Las vacaciones son como las brujas... se pasan volando”; “Andamos como andamos porque somos como somos; “Ese que dice que esto es mío se equivocó, porque uno entrega por voluntad o por fuerza”; “¡Irremediablemente confundido!”; “La gente de antes era más honrada que la de ahora... yo soy de antes, pero vivo ahora”; “El mes que menos hablan los políticos es febrero... tiene 28 días”; “A rey muerto, rey puesto”; “La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena”; “¡La confianza dura... hasta que se acaba!” ; “El que pide la mano de una mujer... lo que realmente desea es el resto del cuerpo”; “¡Pa’ morirse... hay que estar vivos!”; “El que anda hecho madre se muere, y el que no... también”; “Todo tiempo pasado fue anterior”; “Pa’ que el barco flote... a fuerza tiene que estar en l’agua”; “Lo que está bien... no puede estar mal”; “Se está muriendo mucha gente que no se había muerto antes”; “¡Cría cuervos y tendrás muchos”; “Agua que no corre es charco”; “Si dos perros corretean a una liebre y el de adelante no la alcanza, el de atrás... menos”; “Si no llegó es porque no vino”; “No te metas con nadie para que nadie te la meta”; “Todo lo que sube tiende a bajar... a menos que se quede arriba”.
“Lo que de aquí pa’llá es subida, de allá pa’ acá es bajada”; “El uno siempre va antes del dos, pero en el veintiuno se fregó el uno”; “Lo que es es... y lo que no es, no es”; “¡Todo mundo está preocupado por cómo será el final del mundo! Cuando ni siquiera saben que pasó en el principio”; “El que anda de buenas... no puede andar de malas”; “Así pasa cuando sucede”; “Camarón que se duerme... no amanece desvelado”; “Donde comen dos, comen tres, y hasta cuatro, ¡pero no llenan!”. Y finalmente: “Todo lo que entra tiene que salir... a menos que se quede adentro”.
Sabiduría con las pinceladas humorísticas de un ingenio sencillo, directo, agudo que nos acompañen en estos tiempos del arrase del bicho raro que anda matando gente y mortificando a otros, lo constituyen las frases del filósofo de Güémez, personaje que engalana la tierra tamaulipeca y sus innumerables riquezas. ¡Bien sea dicho!