Se vale soñar... ¿A poco no?
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A muchos nos da por soñar despiertos, es buenísimo... obra como una especie de catarsis, se aligera el espíritu, se vacía el ánimo de la carga de negatividad, hasta el cuerpo se espabila. Y en estos tiempos se requiere un ejercicio así. 2021 ha sido un año bien difícil para muchas personas, la pandemia y su lastre no han dejado cosas buenas. La salud, que es lo más valioso que tenemos, se ha visto severamente vulnerada por este “bicho” infausto convertido en la peor plaga del siglo veintiuno. Ha traído mucho dolor a las familias que han tenido la desventura de llorar el o los fallecimientos de sus seres queridos. Hemos visto cómo se ha complicado la economía del país, reflejada sobre todo en los bolsillos de los que menos tienen. Ha aumentado la inseguridad pública, van a la alza los secuestros, los robos a casa habitación... No le sigo, porque lo último que quiero es contribuir al desánimo en este día 1 de enero en el que celebramos la llegada de un año nuevo.
Mejor nos embarcamos en el sueño... ¿cómo ve? Imagínese que usted compró un billete de lotería y que ese billete corresponde al premio mayor, usted es el afortunado que despierta millonario. ¿Sí compró? Órale... lo trae en la cartera y que lo va sacando de ahí, y que abre el periódico, y que se va al listado y... ay Dios, no lo puede usted creer... ahí está, ahí está, no como la Puerta de Alcalá, pero está, es el número premiado... Es más, usted compró la serie completa... ¡TODOS SUYOS LOS MILLONES! ¿Qué, qué se siente?, ¿qué va a hacer al enterarse de semejante notición?, ¿va a dar de brincos?, ¿gritará como loquito o loquita?, ¿va a reír a carcajadas?, ¿con quién compartirá primero la feliz nueva?, ¿se imaginó esto? Cuando lo compró, porque fue buen billete del que dispuso, ni se lo dijo nadie, es más, quizá hasta hubo momentos en que usted mismo se interpeló con un “¿En qué juicio cabe gastar esa cantidad? Nunca me saco nada, estaba yo en la hora el burro... ¿cómo se me ocurrió?”. Y mire nomás qué chulada, que se va sacando el Gordo de la lotería... ¡SOY RICA O RICO!
Se acabaron los problemas de efectivo, a pagar deudas... Bueno, hasta el COVID y su descendiente, el Ómicrón, se pueden ir al carajo... Al cabo que ya me vacuné, es más tengo hasta la tercera... Ahora sí, a darle gusto al gusto. Con las ganas que tengo de viajar... a Europa, sí, no “le aunque” con el contagiadero que dicen que hay allá. Bien protegida o protegido, con cubrebocas triple... me está esperando París... Ahora sí hasta piso me compro en Champs Élysées, y de ahí a disfrutar la Ciudad Luz... Oye, pero ahora hace mucho frío... ¿Y qué? Hay para comprar abrigos gruesos, gruesos y de marca... Dele vuelo a la imaginación. Con ese billetal puede usted hacer cuanto ha querido y no ha podido. No se prive, piense en lo que haría si se gana el premio mayor de la Lotería Nacional. ¿Tendría al fin el negocio con el que ha soñado? Asegurada sin duda la educación de sus hijos, si es que los tiene. Si es usted joven, nomás caiga en cuenta de que su futuro puede ser bien distinto de como lo había concebido siquiera, si anda en la tercera, pues qué bendición vivir sin aprehensiones económicas sus años de oro... Estamos soñando... Sería un día inolvidable, imborrable. El dinero no es la vida, reza el viejo adagio, pero cómo ayuda tenerlo... Seguro que haría una fiesta... ¿o no? Rodeado de su familia y sus amigos más cercanos. Y habría vino, música, comida y risas y más risas.
Bueno... volvamos al mundo real. Hoy es el primer día del año, y estar aquí y ahora, por Dios, es un regalo invaluable. No nos sacamos la lotería... ¿Y? ¡Arriba los corazones! El mundo sigue, y las oportunidades ahí están. Seamos más fuertes que la pandemia y de cuanto nos agobie el ánimo, para eso es el carácter... ¿O qué? No perdamos la sonrisa, ni le permitamos a la frustración que le abra la puerta a la amargura... son lastres deleznables. Ni por equivocación se los cargue. Démosle espacio a la reflexión sosegada, la que sirve para tener la visión de lo que queremos y cómo lo alcanzamos. El 2022 ya está aquí, vamos a darle la bienvenida con nuestra determinación de ser felices y contribuir para que otros lo sean. Ese es un desafío que, si lo hacemos nuestro, el mundo será infinitamente mejor. ¡FELIZ AÑO NUEVO!