Poniatowska deja su legado en Madrid
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"Cervantes escribió el Quijote y nos ha convertido un poco a todos en Quijotes. Gracias", expresó la escritora mexicana tras cerrar bajo llave su legado.
Madrid, España.- Dos días antes de recoger en Madrid el máximo galardón de las letras españolas, Elena Poniatowska depositó su legado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, junto a los objetos guardados allí por otros literatos latinoamericanos como Juan Gelman o Nicanor Parra.
En la caja de seguridad número 1515 de la que un día fue la cámara acorazada del Banco Español del Río de la Plata, la ganadora de la última edición del premio Cervantes guardó hoy uno de sus "tesoros" más preciados: la pulsera de latón que llevó su padre, grabada con su nombre, cuando combatió en la Segunda Guerra Mundial.
"Jean Joseph Poniatowski. Officier", leyó la escritora en la inscripción de la cadena metálica. "Ése es mi padre: un hombre bueno, un pianista, un artista y un buen padre de sus tres hijos. Es muy emotivo para mí dejar esto que guardé toda mi vida", explicó Poniatowska antes de introducirla en la casilla.
La comprometida escritora y periodista mexicana guardó también en ella uno de los tres manuscritos que conserva, escrito de su puño y letra en los años 50 en el llamado "papel revolución", así como la primera edición de su obra "La noche de Tlatelolco", publicada en 1971 y censurada entonces por el gobierno mexicano.
"La censura fue el mejor aliciente para que el libro se comprara porque la gente quería tenerlo antes de que se incautara en las librerías", recordó su autora.
Los objetos, que Poniatowska eligió personalmente, descansan a partir de hoy y hasta el año 2024 junto al legado que depositó hace cuatro años, justo en la casilla contigua, la 1525, José Emilio Pacheco, fallecido en enero. "Me da mucho gusto hacerlo a su lado", dijo la escritora, de la que fue gran amigo el poeta mexicano.
La llamada Caja de las Letras, situada en el sótano de la sede central del Instituto Cervantes, en Madrid, atesora las pertenencias que escritores, cineastas, artistas, científicos y músicos han ido guardando allí desde el año 2007. Muchos de ellos, los galardonados en las anteriores ediciones del premio Cervantes.
"Éste es un recinto mágico", explicó Víctor García de la Concha, director de la institución, antes de entregar la llave simbólica de su casilla a Poniatowska.
"Cervantes escribió el Quijote y nos ha convertido un poco a todos en Quijotes. Gracias", expresó la escritora mexicana tras cerrar bajo llave su legado.
Fiel defensora de la justicia y la igualdad, es la cuarta mujer que se alza con el premio Cervantes y será la primera que suba, el miércoles, "al púlpito" del Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) a recogerlo. "Procuraré no caerme", dijo hoy con una sonrisa en un encuentro celebrado con la prensa.
La escritora, nacida en París en 1932 y exiliada a los diez años en México, recordó que ninguna de sus antecesoras pudo hacerlo: "Ana María Matute dijo su discurso sentada en la silla de ruedas; María Zambrano no acudió porque estaba enferma y, en el caso de la cubana Dulce María Loynaz, una persona tuvo que hablar por ella", explicó.
Desde allí dedicará su discurso a su querida América Latina y, sobre todo, a su gente: "A los que caminan a pie" y no tienen voz. "A aquellos que no tienen automóvil y no van en autobús, acaso en un burro".
Insiste en que recibir el Cervantes es para ella un "honor inmerecido y muy sorpresivo" que todavía la "marea". Pero, sobre todo, considera que el premio es una llave para las mujeres escritoras. "Hay muchísimas que lo merecían más que yo", dijo citando a las mexicanas Rosario Castellanos, Elena Garro, María Luisa Puga y Ángeles Mastretta.
Según desveló, acudirá el miércoles a la ceremonia de entrega del premio, presidida por los reyes de España, con un vestido indígena rojo y amarillo "chillón" que le regaló un grupo de mujeres de Juchitán (México) y que ya ha lucido en otras tres ocasiones.
Hoy, vestida de rosa de la cabeza a los pies y acompañada por buena parte de su familia, la llamada "princesa roja" también recordó a su amigo Gabriel García Márquez, fallecido el jueves en México.
"Lo que hizo es único porque echó a volar e hizo despegar a América Latina. Como Remedios la Bella se va volando por la ventana (en 'Cien años de Soledad'), es lo que hizo 'Gabo' para América Latina: darle las alas que antes no tenía", expresó.
A sus 81 años, la mujer que, como García Márquez, elevó a literatura géneros como el reportaje o la entrevista destacó el trabajo en México de los profesionales de la comunicación "en situaciones muy duras y muy terribles".
Con una pluma roja entre sus manos -"el color de mi ideología", suscribió-, Poniatowska reflexionó: "Es muy difícil estar escribiendo aislada en tu casa cuando fuera están pasando cosas. En América Latina se hace un periodismo de dentro para afuera, es un periodismo de indignación y de denuncia".
Ahora, después de haber firmado cientos de artículos para diarios como "La Jornada", el galardón literario llega como "broche de oro a una vida de escritura".
Por Ana Lázaro Verde/DPA