Viven 50 chinos en un autobús
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<strong>Dujiangyan, China</strong>.- Miles de chinos afectados por el sismo construyen improvisadas tiendas de campaña con puertas y maderos roídos en un terreno de Dujiangyan, a la espera de medicinas para combatir enfermedades provocadas por los cuerpos en putrefacción.
La familia Wang comparte con otras ocho un autobús abandonado que sirve como departamento para casi 50 personas, entre ellas un paralítico, luego que las viviendas en que residían se derrumbaron por completo en esta ciudad, a 100 kilómetros del epicentro.
"Hay cuerpos pudriéndose en el descampado y tememos que la peste u otras enfermedades nos afecten. Hemos pedido medicinas para prevenir la infección, pero nadie nos las trajo", explica con preocupación la señora Zheng Wang, madre del discapacitado.
"El agua está racionada y apenas tenemos para cocinar y limpiar un poco los alrededores del autobús, pero tememos que alguna epidemia nos afecte, porque las condiciones son insalubres", agrega la madre, que pide a los periodistas que traigan medicamentos de Chengdú, la capital de la provincia de Sichuan.
Otras de las preocupaciones es dónde residir tras la catástrofe, que se ha llevado las pocas pertenencias de los ciudadanos de esta región pobre de China, azotada el lunes por un terremoto de 7.8 grados Richter, el peor en 30 años.
"En dos días se llevarán el autobús y no tendremos dónde dormir ¿Qué vamos a hacer?", clama esta mujer, mientras señala el suelo del descampado lleno de pedruscos y suciedad.
"Nadie viene a ayudarnos. No sabemos qué hacer", reincide un anciano que también vive en el autobús y que se ha encargado de acumular algunos víveres.
Dujiangyan, una de las ciudades más castigadas por el sismo, lleva tres días sumida en el caos.
Las ambulancias, los camiones de bomberos y los helicópteros continúan sin descanso las tareas de rescate, mientras los supervivientes se agolpan en las calles, una escena que recuerda a la vivida en las ciudades en guerra.
Muchos tienen miedo de que se produzcan nuevas réplicas del terremoto y prefieren pasar la noche a la intemperie que dormir en un departamento plagado de grietas. Otros simplemente no tienen a dónde ir.
El Ejercito reparte con cuenta gotas agua y comida preparada, pero no quedan tiendas de campaña, una situación que denuncia un anciano que viene al encuentro del corresponsal de Notimex.
"Incluso en la distribución de productos de primera necesidad hay jerarquías. Las tiendas azules, mucho más robustas y confortables, han sido reservadas para los oficiales y funcionarios. Nosotros, mientras tanto, no tenemos ni siquiera un plástico con el que cubrirnos durante la noche", señala.
El sismo ha dejado hasta ahora carca de 20 mil personas muertas, aunque autoridades chinas temen que el número sea mucho mayor porque miles de personas continúan atrapadas bajo los escombros.