¿Ahora qué?
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Las interminables colas de votantes tenían dos explicaciones: una voltereta milagrosa o un mandato popular aplastante. Apenas cerradas las casillas el priísta concedió. Será gratamente olvidado. El esperanzado en la voltereta siguió la pauta del priísta. ¿Que la tendencia qué? No, señores. Contundencia.
De pie, uno solo quedó. Es el que hace quince años arrancó, y nunca se cansó. El que con palabras aprendió a muletear, esta vez sin dejarse cornar. Capturó la imaginación de un pueblo harto de corrupción. ¿Quién es? Sus amigos le dicen Andrés y sus adversarios, López Obrador. Yo también opté por llamarlo Andrés, aunque fui su más ferviente opositor.
El mandato conferido no tiene precedente, el porcentaje contundente. En segundos, del pasmo a la resignación, seguida por ofrecimientos de empresarial colaboración.
¿Qué nos toca hacer? Cuando entré a votar, pensé: Peleamos contra “el sistema” para tener actas y boletas infalsificables, urnas transparentes con ranuras anti-tacos. Las cartulinas con resultados, también las inventamos aquí en la Asamblea Democrática en 1985. En 1991 yo personalmente convencí a Luis Donaldo Colosio que era imperioso un padrón confiable y credenciales con foto.
Luego pienso en todos estos años como “oposición”, contra el PRI, y hasta contra el PAN; y de nuevo contra el PRI. Nunca entendieron para qué era el gobierno. Nos ponían atención para saber qué retrasar, diferir o gradualizar. La lucha por candidatos independientes (1985) tardó treinta años. Luego produjo un “Bronco” fallido. Dos años para otro milagro, ahora en San Pedro. México es de muy lento aprendizaje.
Pienso en el fracaso del COFIPE, los partidos sin decoro, las concertacesiones, los miedos de Fox, los desplantes de Calderón, y respecto a Peña su ingente corrupción. Pobre México, bastante más dolido de lo que cualquiera podía haber imaginado. El PAN dinamitado por el joven supuestamente estudiado. Al menos ganamos con el PRI borrado.
Morena tiene mayoría en ambas cámaras. Ahora abundan teorías conspiracionistas por el “carro completo”. Una oposición basada en tal hipótesis sería una locura. Necesitamos evitar la profecía que se cumple a sí misma.
Un ciclo histórico debió cerrarse en 2000, pero Fox fue magnánimo con el PRI. Luego Felipe lo amamantó y esté regresó más podrido. Una preocupación que flota es que Morena se parece al PRI cuando este nació. Quizá los mexicanos tienen vocación para obedecer a caudillos iluminados.
¿Ahora qué? Cambiar de oponente a proponente. En plan de pleito, aún los cambios urgentes llevan treinta años. Somos país de estorbos, no equilibrios. Pleitos y votos no se mezclan. Propongo: no tiremos más dinero en los partidos. Que se sostengan por las soluciones que aporten.
Una mayoría tan sobrada nunca estará equivocada. Pero ¿sabrá cómo acelerar el país para recuperar el tiempo perdido? La modernidad nos espera impacientemente. Repito, vamos tarde y lentos.
El nuevo Presidente debe exigir un menú de opciones, que para todo existen diferentes soluciones. Como lo expresó Calderón en su cartón, el dedo índice dice por dónde. Quienes lo rodeen deben prepararle soluciones modernas, para sacar provecho al mandato.
Las primeras palabras y acuerdos han sido alentadores. Celebro emplear jóvenes para capacitarlos, no regalar dinero. Me gusta la idea de hacer un trato integral con Estados Unidos. Migración, seguridad, economía, comercio, en un solo paquete. Good-bye TLC. Hello acuerdo bilateral. Trump es negociador nato. Con respeto seremos respetados. A Marcelo Ebrard le tocará negociar para ganar ganar.
javierlivas@prodigy.net.mx