Apoyará Conaza a campesinos de Coahuila en la elaboración de sombreros de ixtle

Los ejidatarios de Parras de la Fuente darán un valor agregado a la fibra del ixtle, que se obtiene de la lechuguilla, y fabricarán sombreros, apoyados en una primera etapa con 2 millones de pesos por parte de la Comisión Nacional de Zonas Áridas (Conaza), dio a conocer su director general, Abraham Cepeda Izaguirre.

Con los recursos disponibles, que son 2 millones de pesos de la primera etapa de este proyecto se busca darle un valor agregado al ixtle a través de la fabricación de sombreros, por ese motivo se comprarán cortadoras y procesadoras de la lechuguilla, que es de donde se obtiene el ixtle.

Serán beneficiados cinco ejidos del municipio de Parras de la Fuente y lo único que por el momento los detiene es la comercialización de los sobreros que se fabriquen a partir de esta fibra natural.

“El día de ayer estuvo un grupo de productores en mi oficina y los vamos apoyar en la delegación Coahuila para trabajar ixtle en un proyecto que va a costar 2 millones de pesos, y que van a hacer sombreros, principalmente”, dijo Cepeda Izaguirre.

El ixtle perdió su mercado cuando aparecieron las fibras sintéticas, “pero afortunadamente con los temas ecologistas que hay se está regresando a las fibras naturales, como es el caso del ixtle”, dijo.

El director general de Conaza dijo que es sustentable el aprovechamiento de la lechuguilla en la entidad, sin embargo, un tema que debe verse es la comercialización de los productos con esta fibra natural.

“Por eso los productores del desierto”, dijo Abraham Cepeda, “se están dando a la tarea de buscar otras alternativas y darle un valor agregado a las fibras del ixtle”.

Cepeda Izaguirre explicó que una experiencia de darle valor agregado a los productos del desierto está vigente en Vanegas, San Luis Potosí, en donde se fabrican sombreros a base de fibra de palma.

En Coahuila para 2018 se apoyarán 75 proyectos y el monto del presupuesto supera los 140 millones de pesos.

Los ixtleros de Coahuila, además de verse menguados en su producción se enfrentan a otro enemigo que los tiene prácticamente muertos de hambre: el coyotaje, amén de los precios irrisorios con los que son comprados sus productos.