Crisol de riesgo ambiental
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La contaminación del aire provoca, cada año, unas 7 millones de muertes en el mundo y, según la Organización Mundial de la Salud, 600 mil de esos fallecimientos corresponden a niños de entre cero y cinco años. Lo peor, es que un alto porcentaje de los decesos es perfectamente evitable, sin embargo, las actividades industriales, de suministro energético, transporte, agricultura y la mala gestión de los desechos, han provocado que las cifras vayan en aumento.
Por supuesto que México no escapa a este problema; de hecho nuestro país ha estado acompañando en los ránkings de naciones más contaminantes a verdaderos hervideros como China, India, Turquía y Sudáfrica. Un indicador de lo mal que vamos en el cuidado del medio ambiente es que, aquí, el número de decesos atribuibles a la contaminación del aire se ha incrementado 60% en los últimos 28 años, hasta llegar a oscilar entre las 17 mil y las 29 mil por año, de las que un 10% son niños menores de cinco años. En 2016, por ejemplo, la cifra de pequeños en ese rango de edad que lamentablemente perdieron la vida, fue de 1,680, la mayoría por asma y por infecciones respiratorias agudas, según el estudio denominado “No apto para pulmones pequeños. Diagnóstico de la calidad del aire y el derecho de niñas, niños y adolescentes al aire limpio”, elaborado por Greenpeace y la Red por los Derechos de la Infancia en México. Aquí, además, el costo económico por daños ambientales representa unos 950 mil millones de pesos, es decir, 4.3% del Producto Interno Bruto.
Gonzalo García Vargas, es toxicólogo e investigador de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) en Gómez Palacio. Esta semana, en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, el especialista calificó a la Región Laguna como un auténtico cóctel de riesgos ambientales por la alta proliferación de agroquímicos, arsénico, cadmio, plomo y flúor, producto de las actividades industriales y el uso desproporcionado de pesticidas y herbicidas, cuyos componentes tóxicos se cuelan no sólo a la atmósfera, sino a la cadena alimenticia. En el caso del transporte, considerando que, según las autoridades de La Laguna, la mayor cantidad de contaminantes atmosféricos proviene de los automotores, el especialista consideró que acciones como la verificación no representa una solución de fondo, pues no ha habido capacidad para regular el parque vehicular y, si acaso, sólo se podría abarcar un 60% de los autos que circulan en la región.
Pero otra fuente de contaminación, sobre la que todos podríamos actuar de forma más directa e inmediata, es la gestión de residuos. Según el Observatorio de La Laguna, que presentó cifras de 2017, Torreón generó ese año 193,450 toneladas de basura, una proporción de 748 gramos de residuos por habitante al día. En el caso de Gómez Palacio, la cifra anual fue de 119,811 toneladas y la diaria por habitante de 989 gramos. Lerdo, generó 28,105 toneladas en el año a razón de 493 gramos diarios por habitante.
Mucha de esa basura, debido a pésimos e irresponsables hábitos ciudadanos, está en la vía pública, mal dispuesta y representando un potencial foco de infección. Son residuos que, después, llegan a las redes de drenaje y, a la hora de las lluvias, agravan los problemas de inundaciones en las ciudades. El año pasado, el Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento de Torreón, informaba que tras las inundaciones de finales de Septiembre, las brigadas de desazolve sacaban en promedio 10 toneladas de basura de las redes de drenaje, cuando previo a la contingencia, el promedio era de 2 toneladas, lo que ya de por sí es un enorme problema. ¿Qué hace tal cantidad de basura en las redes de drenaje? Esta semana, las lluvias volvieron a poner en jaque a la región. Lloverá otra vez y otra vez padeceremos las consecuencias de nuestras propias negligencias. Si no procuramos ni siquiera el espacio inmediato, poco podremos contribuir a frenar el deterioro de lo único que tenemos: nuestro entorno.