Cuarentena. Capítulo XVI: A los tibios ni Dios los quiere
COMPARTIR
TEMAS
Coahuila y Texas comparten una rica historia en común, tanto así que en un tiempo formaban una misma entidad, precisamente el Estado Libre y Soberano de Coahuila y Texas
Coahuila y Texas comparten una rica historia en común, tanto así que en un tiempo formaban una misma entidad, precisamente el Estado Libre y Soberano de Coahuila y Texas.
En aquellos tiempos eran famosos los Saraperos de Austin, los Nueva Rosita Cowboys, los Rangers de Nadadores, los Algodoneros de Houston, etcétera.
Pero una vez que el territorio se dividió en dos Estados, nuestro devenir necesariamente se escindió también:
Ahora es del otro lado que vamos a los malls a adquirir los productos que maquilamos de este lado. La buena noticia es que poco a poco, en operación hormiga, los paisas han ido recuperando Texas que ahora ya está rebosante de mexicanos, como antes de Santa Anna. Lo malo es que los paisas en Texas tampoco es como que se identifiquen o preocupen mucho por sus connacionales en tierra azteca. En fin.
Teniendo 512 kilómetros de frontera en común (una sexta parte de la franja divisoria entre México y Estados Unidos), era natural que tarde o temprano acabásemos compartiendo los mismos riesgos sanitarios.
Difícil pensar que el COVID-19 sepa algo de pasaportes, visas y permisos de internamiento, así que es de suponerse que en cuestión de contagios andemos por las mismas.
Y bueno, los whitexicans dirán que cómo se va a comparar el primer mundo con nuestros precarios servicios públicos. Que es sencillamente impensable sopesar la situación de la misma manera de uno y otro lado del río.
Lo cierto es que tanto aquí como allá, el número de decesos no parece lo suficientemente significativo como para sostener por más tiempo el paro económico al que nos ha orillado la presente cuarentena. Y ojo, no estoy desestimando el valor de ninguna vida que haya sido segada por el coronavirus, lo que intento es poner en su correcta dimensión su total estadístico.
El mentado paro fue entre comillas realmente porque, como ya dijimos, las actividades “esenciales” nunca se suspendieron. La cosa es que cada quien tiene su propia noción de lo que es y no es estrictamente esencial.
Por ejemplo, del lado gringo, Amazon no dejó de hacer entregas a domicilio, como tampoco las cadenas de restaurantes, e incluso muchas trabajadoras del quehacer doméstico siguieron prestando su valioso servicio porque, ya usted sabe, todos y cada uno de éstos son esenciales para la vida y para el American Way of Life.
Pues lo mismo en México, la actividad se restringió a lo eminentemente esencial, como diversas plantas del sector industrial y muchas oficinas de gobierno… Y la gente de los Oxxo, y en los supermercados; los operadores de Uber y de transporte público que llevan a los ciudadanos a sus tareas esenciales también. Los empleados de las gasolineras, farmacias, personal médico y de limpieza, laboratoristas y creo que hasta mariachis y fara-fara pasaron como actividad esencial, según arrojó el saldo del 10 de mayo.
Si usted sí tuvo que guardarse toda la cuarentena en casa, lamento decirle que su actividad es no esencial y no tiene lugar en el Arca Interplanetaria en la que emigrará la humanidad a otro planeta una vez que éste valga pa’ puro sushi. Así que ni sueñe con viajar a otro mundo y repoblarlo apareándose con cinco diferentes parejas.
El caso es que a nuestros vecinos de Texas (aunque el 75 por ciento de ellos ignora qué o quiénes vivimos al sur de su frontera), ya les anda por retomar sus vidas y reactivar su economía, así que desde principios de mes han intentado diversos esquemas para reabrir los distintos giros comerciales.
Se propuso incluso que los cines pudieran operar y los restaurantes recibir comensales a un 25 por ciento de su capacidad y bajo estrictas normas higiénicas, pero esto resultaba costoso y poco redituable. Así que los comerciantes dijeron “nel” (bueno, en inglés dijeron “nelson”, pero es lo mismo). Sin embargo, no han quitado el dedo del renglón y aunque el año escolar ya se dio por perdido, esperan sin embargo que Six Flags y los parques acuáticos estén listos y operando para el verano. Como verá, la incongruencia tampoco sabe de fronteras.
Coahuila se encuentra en el mismo entredicho y el gobernador Mickey Riquelme se enfrenta a la disyuntiva de su vida: mantener a la población bajo estricto confinamiento y cargarse lo que queda de economía, o relajar las normas, reabrir los comercios, hacerse de la vista gorda y que se muera el que se tenga que morir.
Sí, suena de la chingada, lo sé. Y cada quien privilegiará la postura que estime más sensata. Pero nuestro Gobernador y su homólogo en Texas, políticos al fin, seguramente quieren quedar bien con ambos bandos, lo mismo con quienes anteponen la vida y la salud como prioridad absoluta, que con aquellos que están presionando para que los engranes de la economía se echen a andar cuanto antes.
Y es por ello que han tomado esta especie de decisión salomónica, en la que la cuarentena es parcial y la reactivación es a medias. O sea, vamos a poder salir, pero poquito; nos vamos a congregar, nomás tantito; el comercio reabrirá sus puertas, o más bien las dejará entreabiertas para que no se meta el condenado virus y así, todo de a poquito, de a pellizquito, nomás la puntita.
Yo no sé si esto tenga alguna lógica desde el punto de vista sanitario, si una comunidad puede de verdad contener la pandemia observando sólo media cuarentena.
Porque si la cuarentena parcial no tiene una lógica epidemiológica, dejemos entonces de pegarle al enmascarado y no condenemos a más familias a una situación de la que será cada vez más difícil recuperarse. O si se estima que el peligro es aún muy alto, hagamos lo que se debe y redoblemos el confinamiento, salvando vidas aunque ello sea impopular.
La disyuntiva es shakesperiana: ser o no ser. Asumir una postura con base en hechos reales, científicos y estadísticos (no en la demanda y la aquiescencia popular) y apegarnos a esta decisión, sean cuales sean las consecuencias. Porque las tibiezas nunca han pasado como decisiones acertadas en los capítulos críticos de la Historia.