Elecciones Coahuila: ¿marcan tendencia rumbo a 2021?
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La discusión provocada por los resultados del domingo deja en claro: el triunfo tiene muchos padres, mientras que la derrota es huérfana
Tras el triunfo del Partido Revolucionario Institucional en la jornada electoral del domingo anterior, en la cual se impuso holgadamente en los 16 distritos electorales de Coahuila, además de adjudicarse un número importante de ayuntamientos en Hidalgo, las teorías respecto del futuro electoral inmediato se han multiplicado. Más específicamente, han comenzado a circular todo tipo de conjeturas respecto de lo que podría ocurrir en los comicios de 2021.
Los partidarios del Revolucionario Institucional, así como quienes abominan a Morena, se han apresurado a caracterizar los resultados del domingo anterior como un “anticipo” de lo que reseñaremos cuando se cuenten los votos en la noche del 6 de junio del año próximo.
Del otro lado, los partidarios de la autodenominada “cuarta transformación” no solamente han desestimado tal afirmación, sino que han replicado asegurando que las derrotas sufridas por el partido del presidente López Obrador en ambas entidades serían producto de la manipulación de los votantes, operación en la cual habrían participado las autoridades electorales.
A tales señalamientos -fundamentalmente difundidos a través de redes sociales- se sumó la denuncia que legisladores, candidatos y dirigentes coahuilenses de Morena realizaron ayer, afirmando que la derrota habría sido producto ¡de la traición de sus propios dirigentes locales!
Más allá de las especulaciones, la discusión provocada por los resultados comiciales del domingo tan solo demuestra el acierto de la voz popular que advierte sobre un hecho puntual: el triunfo tiene muchos padres, mientras que la derrota es huérfana.
Pero, con independencia de cuáles fueron las razones de la derrota, lo importante es adentrarse en el análisis sobre lo que pueden significar estas elecciones en términos del futuro inmediato. ¿Anticipan lo que ocurrirá el año próximo, o son solo un resultado más para el anecdotario?
A fuerza de intentar ser objetivos, ni lo uno ni lo otro. ¿Por qué? Esencialmente por dos razones:
La primera es que no se trata de un hecho frívolo ni irrelevante en términos de la lucha por el poder público. Lo que se renovó fue el Congreso de un estado y un partido ganó con holgura el 100 por ciento de las curules de mayoría, mientras que sus contrincantes deberán conformarse con los asientos que les correspondan por la vía de la representación proporcional.
La segunda es que una elección no determina las siguientes. Si esto fuera cierto, entonces habría que creer que luego de las elecciones de 2018 ningún partido podría aspirar a obtener triunfos electorales frente a Morena y claramente eso no ha ocurrido.
A medio camino entre ambos extremos, el resultado electoral del domingo anterior contiene lecciones para todos los actores políticos. De la forma en la cual las asimilen dependerá que los unos refrenden el éxito reciente en elecciones posteriores, o que los otros logren recomponerse y superar en otra arena al adversario que hoy les ha derrotado.
De hecho, eso es exactamente lo que puede concluirse de la jornada reciente, pero no intentando pronosticar el futuro, sino analizando el pasado.