HMV y el abuso del poder
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Uno de los múltiples círculos viciosos que existen entre autoridades y ciudadanos es el relativo a la desconfianza. Los ciudadanos no tienen razones para confiar en sus autoridades y éstas no se ocupan de ofrecernos motivos para ello, sino exactamente al revés.
Imposible creerle a una clase política cuya vocación es la mentira, el exceso, el abuso en el ejercicio del poder y la deshonestidad como método de actuación cotidiana.
El comentario viene al caso a propósito del reporte periodístico que publicamos en esta edición, relativo a la aparente ausencia de fundamento para que el exgobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés, reciba hoy una pensión superior a los 37 mil pesos mensuales.
Desde que se dio a conocer la noticia algo no cuadraba en la historia. Y lo que no cuadraba eran las propias declaraciones, incluso ante autoridades judiciales, realizadas por el también exdirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional.
Y es que el propio Moreira Valdés se encargó de decirnos en múltiples ocasiones que, aún cuando tenía una plaza como profesor en la nómina magisterial coahuilense, gozaba de una licencia “sin goce de sueldo”, circunstancia que le acompañó —según su propia versión— al menos durante los últimos 12 años.
Cuando una persona se encuentra “de licencia” en cualquier trabajo, se entiende —sin lugar a dudas y sin ambigüedades—, que cesan todos los efectos formales de la vida laboral, es decir, la percepción de un salario y el goce de las prestaciones inherentes a éste.
Ningún asalariado, en ningún empleo, sigue cotizando en el sistema de seguridad social —salud, pensión y vivienda— si solicitó un permiso para ausentarse del trabajo, pues las prestaciones laborales sólo pueden existir cuando hay un salario.
Sin embargo, de acuerdo con la historia que hoy todos conocemos, Humberto Moreira no solamente “siguió cotizando” en el fondo de pensiones de los trabajadores de la educación, sino que consiguió ser promovido de categoría salarial a un rango que, de acuerdo con las reglas existentes, requiere, para cualquier mortal, la realización de exámenes y la acreditación de grados académicos que “El Profe” no tenía cuando recibió el ascenso.
¿Cómo se explica la “trayectoria académica” de Humberto Moreira en el magisterio si apenas realizó tareas relacionadas realmente con la educación por unos cuantos meses?
No hace falta ser muy sagaz para encontrar la respuesta: la pensión de Humberto Moreira aparece como una clara muestra de la corrupción imperante en el sistema educativo de Coahuila, sobre el cual se han documentado múltiples actos de abuso que podrían incluso ser constitutivos de delito.
Habrá que esperar a que se ofrezca una buena explicación sobre el caso. Por lo pronto, ahí están los datos que hacen ver el asunto como un fraude y como un motivo para no creer en nuestras autoridades.