Inseguridad: nuestro calvario
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Señales inquietantes. El regreso de nuestros miedos todos. La memoria terca la cual se espanta cuando regresa lo ya visto y escuchando: el tableteo de las ráfagas de metralla, los secuestros, las amenazas, el pago de piso, los amedrentamientos, los asaltos, la locura; sí, la violencia desbocada. Vamos por partes en este somero y sombrío análisis. Estoy preparando un tríptico al respecto, por lo cual hoy apenas un liminar al respecto. Son muchas las ideas y poco el espacio. De nuevo planto mi estandarte de batalla: no quiero convencer a nadie con mi opinión. Tome usted lo que sirva de este texto y lo demás, como bagazo, deséchelo en el cesto de basura.
La inseguridad es nuestro calvario. La violencia extrema llegó para quedarse. Se va a quedar por un buen tiempo. No es cuestión de decisión presidencial ni de sembrar “amor” como lo dice en las mañanas Andrés Manuel López Obrador, Presidente de Morena y no de México. (Gobierna de manera sesgada, políticamente a favor de los de su partido o bien, de gente que le tributa abyectamente llegando a la genuflexión), la violencia no se va a erradicar dando becas y dinero a los necesitados (le dije que AMLO era peor que el PRI, son los mismos planes de gobierno del PRI, pero magnificados y nadie, nadie dice nada); al regalar dinero sólo se mantiene en su miseria compartida a estos millones de personas, las cuales han encontrado una forma miserable de sobrevivir. Todo con cargo al Gobierno Federal. ¿Regalar dinero a los pobres para que no entren a las filas del narcotráfico es la solución? No, la solución es la educación. Educación que AMLO mediante un memorándum, una simple nota de escritorio, mandó al carajo, como todas las instituciones. Al cancelar la Reforma Educativa se adelantó aún más el camino al precipicio. El Gobierno Federal no puede.
Los “programas sociales” de AMLO y sus claques en los Estados (aquí su “representante” que no tiene voz ni ideas propias es Reyes Flores Hurtado, sólo ejecuta órdenes) no sirven ni están diseñados para sacar a la gente de la pobreza, están diseñados de manera clientelar para someterlos aún más y tener asegurado el piso de votos de Morena en años futuros. Crear una clientela dependiente por su asistencia económica gubernamental. En abril pasado, se hicieron virales en la red de Internet una serie de selfies que se sacaron muchachos del Colegio de Bachilleres del Estado de Veracruz donde posaron con los mil 600 pesos que el Gobierno Federal les está entregando por ser beneficiarios de la “Beca Benito Juárez”. Mofándose y felices de ello, de tener semejante marmaja en sus bolsillos, los chavos publicaron en su Facebook: “Gracias abuelito, cabeza de algodón #TeamAMLO” ¿Se les va a dar seguimiento de resultados a estos muchachos en base a sus calificaciones escolares o sólo van a ser recipiendarios de este dinero mensual para que en tres años más, voten a ciegas por Morena? Ojo.
Esquina-bajan
¿Dando, regalando dinero terminará la violencia extrema en México? No. Mientras AMLO andaba de paseo en Piedras Negras, pronunció una de sus cientos de frases hueras: “Vamos a saciar la sed y hambre del pueblo.” Claro, sus claques le aplaudieron a rabiar. Se comen todo lo que su tirano les dice. Mientras eso sucedía allá, la violencia se hacía presente y de un golpe en Coahuila. Y se hace presente porque nunca se ha ido del todo. Estamos como sándwich, estamos emparedados a fuego cruzado: Nuevo León y Monterrey son un caso terrible y la violencia es extrema en su área metropolitana. Tamaulipas está perdido. En Zacatecas, otrora tan pacifico, hoy está en llamas. Dentro del campus universitario de la UAZ, fue muerta a tiros Nayeli Noemí, alumna de la Escuela de Derecho, la cual había pedido protección de su violento novio. También fue ejecutado Juan Manuel Rodríguez, abogado, catedrático de la misma escuela e hijo del Secretario del Ayuntamiento. Puf. Un feminicidio más. En aquella entidad, su gobernador Alejandro Tello tiene un quejido perpetuo: el gobierno de AMLO los ha dejado solos en su lucha contra los cárteles del narcotráfico. Tello es priista.
En Coahuila se presentaron hechos de violencia que recordaron a nuestra memoria de días peores en el calendario. La estación de policía de Ramos Arizpe fue atacada a balazos (domingo 5 de mayo). Dos oficiales resultaron heridos. El 21 de abril y en una colonia en el sur de la ciudad, en un enfrentamiento en plena luz del día, 9 hombres presuntamente miembros del crimen organizado murieron al enfrentarse con policías. La psicosis se encendió. Un día antes, una mujer fue ejecutada y al parecer, por esta misma célula del hampa. El mismo domingo 5 de mayo, un hombre fue arrojado desde un auto en movimiento. Era un comerciante el cual había sido secuestrado y torturado. Todo esto enciende las alertas en el Estado. Pero sin duda, la labor de coordinación entre el “Cowboy urbano”, Manolo Jiménez, y el atildado alcalde de Ramos Arizpe, José María Morales, junto con la Fiscalía de Gerardo Márquez, son la columna vertebral para que esto pare y de una vez, antes que el cáncer aumente.
Y es que hay una cosa clara: AMLO no puede. No voy a repetir una y otra vez las cifras del espanto ya muy documentadas y que usted ha leído reiteradamente en todos los medios de comunicación, las cifras sobre la creciente inseguridad, homicidios, feminicidios, asaltos, secuestros, se han incrementado desde que AMLO asumió el poder. No bajan, suben. Y como hay algunos escritores y periodistas críticos (somos pocos), los claques de AMLO buscan callar y aplicar Ley Mordaza. Las marchas Anti-AMLO del pasado 5 de mayo son apenas el inicio de un gran movimiento que no piden, exigen que AMLO se vaya a Venezuela con Nicolás Maduro, su primo.
Letras minúsculas
“Si se pasan, ya saben lo que sucede…”. Amenaza de AMLO a los periodistas críticos. Los que se cebaban con Enrique Peña Nieto, ahora callan en su miedo y cobardía.Las marchas Anti-AMLO del pasado 5 de mayo son apenas el inicio de un gran movimiento