La célula que explota
COMPARTIR
TEMAS
La ingeniería genética podría solucionar enfermedades genéticas como el labio leporino y el paladar hendido, la hemofilia y el Síndrome de Down.
En algunas décadas, cuando volteemos hacia atrás, recordaremos al 2016 como el año en que empezamos a dar los primeros pasos para trascender como especie. Y es hace apenas unas semanas, la Autoridad de Fertilización Humana y Embrionaria del Reino Unido, dio la primera aprobación para el uso de la tecnología “CRISPR” y con ello modificar de forma permanente el ADN de un embrión humano.
En el Instituto Crick, una organización con sede en Londres, dedicada a encontrar nuevas formas de tratar, diagnosticar y prevenir enfermedades como el cáncer, intentarán editar el ADN en embriones donados para comprender mejor los genes en las primeras etapas del desarrollo humano.
Si usted no ha oído hablar de “CRISPR” (Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats) en español “Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente interespaciadas”, se trata de una tecnología verdaderamente transformadora que permite la edición de genes a un costo muy razonable. En marzo de este año, la revista científica “Nature”, le dedicó un amplio reportaje a esta investigación que se describe como una herramienta molecular para editar o corregir el genoma de cualquier célula, incluyendo las humanas.
Por medio de una técnica que asemeja a unas tijeras moleculares, se puede cortar cualquier molécula de ADN, modificando su secuencia y eliminando o insertando nuevo ADN; algo muy similar a lo que hacían los genetistas del laboratorio del la película Parque Jurásico.
¿Pero de qué nos sirve esta tecnología? Las posibilidades son infinitas y rebasan nuestra imaginación. Se podrán tener plantas y animales con características genéticas a la carta; modificar virus para hacerlos sensibles a los medicamentos o como el caso ya comprobado de un grupo de investigadores que crearon mosquitos modificados genéticamente para hacerlos resistentes a la malaria. O lo que se logró en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) en el 2014, que utilizando esta tecnología logró curar a un ratón adulto de una enfermedad hepática de origen genético.
Y aunque la tecnología CRISPR aún no ha sido adecuadamente probada en seres humanos, no hay razón para sospechar que no va a funcionar igual de bien en las personas como en otros animales. La ingeniería genética en donde se puede editar, cortar, corregir o agregar algo al genoma de cualquier célula, podría servir para enfermedades hasta ahora incurables como cáncer, sida, diabetes, cardiovasculares y hasta obesidad. Además, se podrían solucionar enfermedades genéticas como el labio leporino y el paladar hendido, la hemofilia y el Síndrome de Down.
Pero esto ha provocado una gran discusión ética sobre verdaderos alcances de los organismos genéticamente modificados, antes de que podamos comprender plenamente todas las consecuencias deseadas y no deseadas. A los críticos, les preocupa que si la tecnología se ha desarrollado para enfermedades, este sea el primer paso para tratamiento de características físicas no deseadas, que no son en realidad enfermedades.
Y es que la ciencia ficción suele quedarse corta, y con esta tecnología de las alteraciones genéticas en un futuro quizás no muy lejano, los padres podrán pedir que sus hijos nazcan más fuertes, más inteligentes (Tarde, muy tarde por estos rumbos), y más altos. Después, a editar los genes para características superficiales: Color de los ojos, cabello y piel, súper soldados o gobernantes de élite. Hitler y el doctor Josef Mengele y sus sueños de la raza aria estarían felices.
Esto ha provocado el temor de que las tecnologías biológicas de alguna manera violan lo que significa ser humano. La gente tiene un sentido emocional de lo que es “natural” y “puro”, y una reacción de disgusto puede ser provocado por cualquier cosa que desafía ese sentido. Curiosamente son los científicos quienes han mostrado más miedo y han hecho un llamado a actuar con cautela para no provocar que las células exploten.
Sin embargo, lo que ha quedado claro a lo largo de la historia es que no se pueden detener los avances de la ciencia y que la ciencia es lo que es, y ahora mismo es una forma de trasladar el poder a la gente. Y el poder es impredecible.
@marcosduranf