La resonancia de ‘El Ateneo’
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El Ateneo Fuente es una caja de resonancia. Siempre depara sorpresas. Cuando se cree agotado su estudio, salta la novedad de lo viejo, de lo ya conocido pero a veces callado, precisamente por conocido. La revista “El Ateneo” es otra resonancia de la vida estudiantil de la institución. Compendio de la actividad editorial ateneísta, es al mismo tiempo resonancia de la vida académica, literaria y científica de su época, y más allá, resonancia de la vida social, profesional, empresarial, financiera, turística y comercial de Saltillo y la región.
“El Ateneo” es el esfuerzo editorial más importante de los ateneístas: alcanzó casi 30 años de publicación mensual, prácticamente ininterrumpida. Los interregnos que presenta son regularmente breves y se justifican por las vacaciones escolares o el atraso en la elección de las mesas directivas de la Sociedad Estudiantil “Juan Antonio de la Fuente”, encargadas de designar al director y demás cargos relativos a la edición de la revista. Esos espacios, al parecer, son también la razón de los números dobles, seguramente publicados así para darle continuidad editorial y cumplimiento a los compromisos contraídos con los anunciantes de la revista, profesionistas, comercios, instituciones bancarias y otros, en quienes se apoyaba su sostenimiento.
A partir de la revista “El Ateneo” la práctica editorial entre los ateneístas vino a representar la culminación de las clases. Los estudiantes seguían el ejemplo de los maestros del área de Humanidades, quienes alentaban a los que poseían cierto talento literario a practicar la oratoria, a escribir y publicar cuentos y poemas, de manera que la revista resultó una suerte de demostración pública de las lecciones de los maestros. Ellos mismos también publicaban ahí sus trabajos. Y no sólo los reconocidos como poetas y escritores, también colaboraban en la revista los profesores del área de Ciencias con ensayos sobre temas científicos y, en general, todos los profesores que cultivaban las bellas letras y publicaban en semanarios, periódicos y revistas de la época, ejemplo imitado por sus discípulos al editar y publicar en las hojas y revistas estudiantiles.
La misma revista nos da la pista de su nacimiento. Eduardo Ramírez M., gerente de “El Ateneo”, escribe en febrero de 1932 el artículo “La nueva generación literaria de Coahuila, 1926-1931. Proemio”, donde asevera que la propuesta de publicar la revista la hicieron Manuel Zertuche y Eusebio Flores en el seno de la Sociedad de Alumnos y, una vez aprobada, quedaron ellos mismos al frente, nombrados director el primero y administrador el segundo. Afirma el autor que “El Ateneo” vio la luz pública “escasa de hojas, humilde de presentación, pero llena de entusiasmo” el 15 de junio de 1920. Desafortunadamente el autor no publicó la continuación de su artículo para completar la información que, a no dudar, estaría entonces más a mano, a 12 años de publicación de la revista, que hoy, casi cien años después. El tiempo perdió muchos de los inapreciables ejemplares de la revista estudiantil “El Ateneo”. No se conoce el primer número, pero sí el número dos, que abre con una Galería Social y los retratos de tres bellas señoritas saltillenses: Estela García, Sofía Rodríguez y María del Carmen García Narro. Sigue luego la Sección Literaria con prosas y poemas de Virgilio M. Galindo, Raúl Riojas y Margarito Arizpe; una reseña de Praxedis de la Peña de la fiesta ofrecida en honor de Rubén Herrera, recién llegado de Roma, en la que Felipe Sánchez de la Fuente declamó el poema “Salutación a Rubén Herrera”, de José García Rodríguez. Sergio Viesca firma el artículo “Grecia antigua”, y cierra el número la Sección Científica, que incluye artículos de Matías L. Carmona Jr. y Francisco García Cárdenas. Toda una época la de “El Ateneo”.