Lives matter: el grito que cimbra el mundo
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Importan las vidas. Son valiosas las vidas
Las pancartas en EU recuerdan: “Black lives matter”. Las vidas negras son importantes. Recuerdan la vida del afroamericano George Floyd. La rodilla del policía de Minneapolis estaba sobre su cuello. Y el gritó “I can’t breath” (¡no puedo respirar!). Y murió asfixiado.
Es una revelación. Una imagen denunciadora. Muchos no pueden respirar en esta época. Por los efectos perniciosos del virus en las células pulmonares. Hay muertos por eso, sumado a las obstrucciones de trombos por coagulación. Y muchas vidas que son importantes no pueden respirar en un sentido amplio: no pueden soportar violencias opresoras en muchas áreas de su vida.
Son vidas valiosas porque son vida humana. Podrían levantarse muchas pancartas con letreros abigarrados y múltiples: Son importantes las vidas negras, sí y también las vidas blancas y amarillas y trigueñas y cobrizas. Y las vidas animales y las vidas vegetales.
La imagen de la asfixia de George denuncia la injusticia. Denuncia las actitudes anti-vida que surgen en una humanidad inhumana en que el poder utiliza la fuerza para asfixiar. Puede aceptarse un uso moderado de la fuerza frente a agresiones destructivas como una defensa propia de la sociedad que ha agotado los medios pacíficos. Pero el abuso homicida será siempre intolerable.
Como resultado de las grandes crisis en que se ha menospreciado la vida en este planeta, ha crecido la sensibilidad ante cualquier atropello. No sólo contra la vida humana sino también contra la vida animal contra la vida vegetal, que sufren maltrato y devastación.
Por eso la juventud y la ciudadanía salen a gritar que las vidas negras valen. Es el trampolín para saltar a proclamar el valor de la vida de cualquier color y a denunciar el escándalo de que la vida racional sea depredadora de otras formas de vida.
IMPUNTUALIDADES
Lo que extraña a la gente son las anticipaciones y las precipitaciones.
Que se diga “quédate” antes que llegue el invasor y que se diga “muévete”, no cuando va de salida sino cuando la invasión está en pleno auge. Urge protegerse y, ya protegidos, se genera otra urgencia: la de salir y moverse para evitar carencias. Y todo madrugando sin que amanezca más temprano. Ahora la convivencia distanciada y sanitizada impondrá un funcionamiento sin cercanías ni contactos.
El no adaptarse ni acostumbrarse provocará quizá una infección generalizada, no necesariamente de hospital ni tampoco de deceso. No sabemos si el novenario del Santo Cristo tenga que ser virtual o con un acceso de estricto control de grupos asistentes…