‘No le gusta ir de compras’
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Vacaciones es sinónimo de familia, descanso, paseo y algunas veces ir de compras. Me llama la atención que en algunos centros comerciales hay pequeñas islas con sillones o bancas para tomar un respiro. La mayoría de los que están sentados y cuidando bolsas son hombres. Algunos muestran cansancio, pero la mayoría, aburrimiento.
Hace una semana una sobrina me preguntó “¿por qué el hombre no quiere ir de compras con la mujer?”. Sé que es muy malo hacer generalizaciones porque hay miles de excepciones a la regla, pero la pregunta es: ¿por qué hay más hombres que no les gusta ir de compras? En un estudio realizado en Gran Bretaña, en el 2013, con 2 mil personas encontraron que el hombre se aburre a los 23 minutos de compras y la mujer en 2:00 horas. Al 80 por ciento de los hombres no les gusta ir de compras con sus parejas y el 45 por ciento lo evita a toda costa. Más de la mitad de las parejas terminaron enojadas ya que en el hombre sus compras son directas y en poco tiempo, mientras las mujeres necesitan más tiempo para decidir y les encanta bobear. Según el diccionario, bobear significa emplear tiempo en cosas vanas o inútiles.
Para explicar esta diferencia podemos irnos hasta el origen de la humanidad. En un principio el hombre era cazador y la mujer era recolectora. Hace 8 mil años antes de Cristo el hombre se dedicaba a cazar animales para su alimentación y la mujer era recolectora de frutas, vegetales y plantas silvestres. Según los antropólogos, el 80 por ciento de la comida era suministrada por la mujer y el resto por el hombre. La mujer pasaba horas buscando la comida entre los árboles y las plantas, en cambio el hombre focalizaba su atención en una sola presa y esperaba cazarla. La mujer pasaba la mayoría del tiempo seleccionando y buscando la mejor fruta. En cambio, el hombre se focalizaba en matar a un animal e ir a casa. No perdían el tiempo en seleccionar, era encontrar y matar. El hombre no pierde el tiempo en esperar o elegir la mejor presa, simplemente aparece y la caza.
Los doctores Daniel Kruger y Deryson Byker, antropólogos de la Universidad de Michigan, publicaron un estudio titulado “Evolved foraging psychology underlies sex differences in shopping experiences and behaviors” (Psicología evolutiva del cazar y su influencia en conductas y experiencias en las compras), y encontraron similitudes entre los hábitos de compra del hombre y la mujer modernos y las conductas del recolectar y cazar del pasado.
El problema más grande que presenta la mujer al ir de compras es no puede encontrar lo que busca: color, tamaño, textura, etc., y además no hay alguien que le pueda ayudar. Mientras el hombre su problema más grande es no encontrar un lugar de estacionamiento cerca de la tienda. Según el Dr. Jay H. Baker, investigador de la Escuela de negocios de Wharton, menciona que el propósito del hombre es ir a comprar, mientras el de la mujer es ir de compras. Entonces podemos concluir: no es cierto que al hombre no le guste ir de compras. Al hombre sí le gusta, pero no en el mismo contexto e intención de la mujer. El hombre al comprar ya tiene en la mira lo que quiere, lo busca, lo caza, lo toma, lo paga y va a la casa. En cambio, la mujer va de compras, busca, selecciona, evalúa, compara, paga y regresa nuevamente a la tienda y sigue buscando. Recordemos que hace 8 mil años la mujer proveía más del 80 por ciento de la alimentación de la familia mediante su recolección. Antes recolectaban frutas, raíces, semillas y verduras, hoy recolectan adornos, utensilios, aparatos, trastes, etc.
@JesusAmayaGuerra