Presupuesto de Egresos de la Federación: golpe a la educación superior

Lo dicho, ya se ha avalado -en lo general- el presupuesto de egresos de la federación con el bloque mayoritario de la 4T. De manera amplia, se confirma el recorte al gasto en las entidades, y de manera particular, se eliminan algunos rubros en el ámbito educativo.

¿Será mejor o peor?, la inercia del mundo actual, pugna por descentralizar muchas funciones de la administración pública; y en ese sentido, como federación que somos se debe respetar la proporcionalidad, la investidura y la autonomía de cada entidad federativa; pero -eso queda de lado- ahora la entrega de recursos será realizada de manera directa por la Secretaria de Hacienda, con base al número poblacional, de acuerdo al censo 2020.

De acuerdo a un análisis elaborado por la Alianza Federalista, los estados, para el año entrante, sufrirán un recorte en lo general del 8.9% respecto al gasto federalizado. En lo particular, para la educación superior, se contempla una reducción sustancial al presupuesto de las universidades. En ese sentido, quedan descobijados los principios rectores del deber ser de las universidades como la investigación, la cultura y la ciencia.

Reducir el presupuesto a la educación es un auto sabotaje, ya que la educación, es de los principales medios para lograr la emancipación de los individuos; además, se quedan desprotegidos en gran medida, los avances en investigación, cultura, ciencia… se dificulta el camino para ofrecer una educación superior de excelencia.

Recortes significativos, desaparición de programas y recursos insuficientes es lo que se proyecta. El incremento otorgado al sector educativo en la propuesta anual para el 2021 será solo del .2% en comparación con lo que se destino este año. El presupuesto contempla un gasto total de 6.2 billones de pesos. En resumen, esto implica un deterioro paulatino del presupuesto asignado a la educación superior.

Para conocimiento de todos, desde el 2015 hasta el 2020 -y el que viene- el presupuesto que se destina a la educación superior, se ha mantenido, por debajo del aumento de la inflación y también, sin considerar el aumento de la matrícula y las contrataciones nuevas, de acuerdo a las circunstancias.

Si bien es cierto que, los fondos extraordinarios se han ido reduciendo hasta llegar a una disminución del 99% por ciento, considero que una medida para subsanar, puede ser el aumento y destino de recursos al crecimiento de la matricula y segundo, al de la plantilla académica y administrativa, tomando en cuenta la expansión territorial de cada entidad. De no ser así, difícilmente se podrá llegar a la meta de llegar al 50% de cobertura con calidad a nivel nacional, en el año 2024.

De manera concluyente, el presupuesto entrante, tiene descuidos importantes en áreas específicas que pueden ser trascendentales para el mejoramiento educativo. Apostar con más fuerza a otros rubros, (como las becas económicas a niños y jóvenes de distintos niveles educativos) puede resultar riesgoso. Desde el año pasado, algunos tachan tales medidas como “populistas”, pero creo que lejos de ello, es más bien una seña de un mal diagnostico en cuanto al rubro educativo: creer erróneamente que el problema radica, con intensidad, en una de tantas causas. Por otro lado, considero que el presupuesto no se alinea realmente a los mandatos legales que se establecen en materia educativa.