Calle del Reventón, o de cómo el cauce de agua marca una ciudad
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Antes de este relato me gustaría poner en estas líneas una reflexión de la ingeniera española Humilde Martín de Lucas. “El agua tiene la capacidad de configurar su geometría en función de aquellos elementos que están en ella y de todo aquello que entra en contacto con ella, es decir, el agua guarda la memoria, guarda la información, la frecuencia y la energía de todo aquello que entra en contacto con ella”.
Con el nombre Reventón, se conoció popularmente a la hoy calle de Allende. Apelativo que ostentó desde la última década del siglo XVI hasta una buena parte del siglo XIX. El origen se debe por una bajada de agua, la cual surgía desde lo alto de la Mesa de Arizpe, justo en el Ojo de Agua.
La trayectoria del vital líquido salía hacia el poniente, a la altura de la calle Félix U. Gómez, que antes llevó el nombre de la Atarjea.
En el punto donde se encuentran las hoy calles de Allende y Morelos, el agua descendía y tomaba hacia el norte, es probable que ese lugar se dividiera en dos cauces.
Algunos historiadores locales sostienen que uno de los cauces principales bajaba por la antigua calle del Huizache, hoy calle Morelos, y poco antes de la antigua calle Tacuba, hoy conocida como Juárez, tornara de manera natural hacia al oriente, para retomar luego el trazo original de la actual calle Allende. Calle abajo, es muy probable que debido a la pronunciada pendiente, el agua se desbordara, es decir reventar y, debido a este fenómeno, nació el nombre de la calle del Reventón.
DIVIDIENDO PUEBLOS Y FORMANDO CLASES
Fue la llegada de los tlaxcaltecas a estas tierras en 1591, cuando la calle del Reventón marcó la división territorial entre los habitantes españoles de la villa de Santiago del Saltillo y las familias tlaxcaltecas que fundaron el pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala.
Al erigirse el pueblo de San Esteban, se estableció otra división. La calle del Curato, hoy calle Victoria, fue la línea divisoria, entre los tlaxcaltecos, parte sur y los nativos “pacificados”, parte norte, conocidos terremosqueños.
El sueño de Francisco de Urdiñola de establecer a los nómadas en esa parte del pueblo duró poco tiempo, los chichimecos se sintieron extraños en su propia tierra, simplemente abandonaron las posesiones.
En pleno corazón de la ciudad, el actual zigzagueante trazo de la calle Allende, se debe a las caprichosas sendas hechas por las aguas, cuyos surcos existieron desde tiempos de la fundación hasta poco antes del siglo veinte.
MUCHOS NOMBRES Y LA MISMA CALLE
A lo largo del tiempo algunos tramos de la antigua calle del Reventón han llevado varios nombres, entre ellos: Calle de las Procesiones, de Lourdes, de La Acequia. Antiguamente la parte sur de la calle llevaba el nombre de Santa Ana.
En los últimos años del siglo XVI y parte del XVII, fue conocida como de San Francisco, por el convento de la orden franciscana, el cual estuvo a un costado del templo de San Esteban.
Desde la hoy calle de Ramos Arizpe a Juárez, fue llamada de Landín, en referencia al comercio del gallego Juan Landín. Desde 1849, al tramo de Juárez a Victoria se le conoció calle de El Parián, por el mercado ubicado Allende y Juárez.
A FAVOR Y EN CONTRA DEL AGUA
Varios documentos encontrados en el Archivo Municipal de Saltillo, dan cuenta de las diferencias entre vecinos en torno al agua de la calle del Reventón. En 1851 José María Gaitán y otros ciudadanos vecinos de Saltillo, solicitaron al Ayuntamiento que se tapiara o se mandara secar la acequia de la calle del Reventón, por perjudicar sus fincas.
Años más tarde vecinos del antiguo pueblo de San Esteban solicitaron a la autoridad que no se cerrara el callejón llamado de la cárcel, hoy calle Ocampo, ya que por debajo pasaba la acequia de donde obtenían el agua para regar sus huertas de hortalizas.
Por el año de 1896, el empresario Dámaso Rodríguez, los políticos Adolfo Villarreal, Amado Cavazos, Juan Saucedo, Francisco Narro Acuña e Ignacio Saucedo, entre otros vecinos de la 2ª calle de Allende, tramo comprendido de Juárez a Ramos Arizpe, solicitaron al munícipe retirar de esa calle la fuente pública que abastecía de agua a buena parte de la población.
El constante paso del agua por la calle del Reventón causó grandes diferencias en el terreno, así lo manifestó en 1908 el ingeniero civil Teodoro Sperry Abbott, quien informó al Presidente Municipal de Saltillo, sobre las anomalías en los niveles de banquetas en la construcción situada en la esquina de las calles de Victoria y Allende. Esas anomalías se pueden apreciar a la fecha. Ese mismo año el ingeniero Abbott inició los trabajos de reparación de tubos en la primera calle de Allende.
UNA CALLE CON VOCACIÓN COMERCIAL
La calle de Allende ha tenido importantes comercios y desde hace mucho tiempo se convirtió en una de las principales, ya que es la entrada y salida hacia el norte.
En la primera cuadra de la calle de Allende, de Juárez a Ocampo estuvo el negocio de abarrotes llamado La Campana, por los años XX Alfredo Ramirez instaló una tienda de plomería y electricidad, varios negocios que duraron muchos años fue el de don Atanasio Martínez llamado la Ciudad de Londres, años más tarde en el mismo lugar se instaló otra tienda de abarrotes llamada El Globo, de la familia Tamargo.
A mediados del siglo XIX, en la esquina de las hoy calles de Allende y Pérez Treviño, estuvo la Posada General, lugar donde partían las diligencias hacia la Ciudad de México. Al iniciar el siglo XX abrió sus puertas el Mercado Juárez y decenas de comercios ambulantes a su alrededor.
saltillo1900@gmail.com