Relatos y retratos de Saltillo: de cómo el gremio de comerciantes vio la luz
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Desde su fundación, esta ciudad tuvo una fuerte vocación comercial, hábiles mercantes vendían desde el buen trigo cosechado en estas tierras a todo tipo de mercancías de aquí, de allá y más allá. Los años transcurrieron y la ciudad creció mucho, en parte por la dinámica comercial, la cual tuvo sus mejores brillos en la famosa feria del Saltillo.
AQUEL AÑO 1866
Los antecedentes del comercio organizado se deben al irlandés Guillermo Purcell, quien echó andar el gremio de los comerciantes establecidos y creó un banco que emitía papel moneda, además de otros servicios.
Reunir a los comerciantes conllevó beneficios como sumar esfuerzos, protegerse de regulaciones, a veces impositivas, e intercambiar experiencias para mejorar la calidad y el servicio al cliente.
La primera cámara integró a un centenar de tiendas de abarrotes, siete almacenes, seis cajones de ropa, como se les llamaba a las tiendas. Entre los propietarios pioneros negocios estaban: los españoles Bernardo Sota, José Negrete y los hermanos Mazo, el propio Guillermo Purcell, el italiano Donato Volpe y los franceses Feliciano Grousel y Manuel Sigornet. Años después, de Palestina, Líbano, Siria y Turquía se incorporaron varios comerciantes.
Dos negocios importantes fueron las librerías de Carlos Martínez y la de Manuel García. El giro de mercería estuvo integrado por Francisco Álvarez, Ignacio Hernández, Ignacio de la Peña, Miguel Máynez y Porfirio Valdés. El organismo agrupaba también a panaderías, sastrerías, talabarterías, ranchos de vino, tiendas de cueros y pieles y zapaterías.
El primer local donde operó la Cámara Nacional de Comercio fue en la calle Victoria 18, hoy 208. En ese lugar, por casi 20 años estuvo un puesto de sabrosas gorditas y no hace mucho tiempo su propietario, Guillermo Moeller me platicó que encontró un par de cajas de cartón con antiguos documentos de aquella primera cámara de comercio.
Durante los tiempos de la Revolución Mexicana, las funciones y trabajos de los comerciantes se vieron interrumpidas por la inestabilidad política y los constantes saqueos.
AVANZANDO AL AÑO 1918
Cuando la situación política estuvo un poco más tranquila, el comerciante de ropa Fernando Gámez, tuvo la iniciativa de reintegrar el organismo mercantil. La primera reunión tuvo lugar el 4 de enero de aquel año en la casa ubicada en la calle de la Cruz casualmente otra vez número 18, hoy Manuel Acuña, ahí se redactó el texto de lo que fue el acta constitutiva de la Cámara Nacional de Comercio de Saltillo, la cual quedó legalmente constituida el 16 de febrero de 1918.
La junta quedó integrada por Fernando Gámez como presidente, Francisco Fuentes, secretario, Constantino Farías, tesorero y como vocales Francisco Rodríguez, Manuel Castro, Antonio Cabello, Juan Moreira, Enrique Guerra, Ponciano Sepúlveda, Anastasio Garza, Sebastián Garza, Sebastián Rosán y Emilio Tamargo.
El primer lugar donde operó la Cámara, fue la sede de la Sociedad de Obreros del Progreso, cuando se encontraba en el piso superior del edificio García Carrillo, otras de las tantas sedes fueron las que ocuparon en dos locales por la calle de Victoria número 5, posteriormente trasladaron las oficinas a la calle de Morelos número 3, luego se mudaron a la calle de Juárez poniente número 19 y finalmente se establecieron en un edificio ubicado en la esquina de Victoria y Allende.
POR EL AÑO 1934
A suerte de conmemorar algo, los directivos editaron un gran cartel titulado Elementos de Significación que Integran la H Cámara Nacional de Comercio de Saltillo, Coahuila, la impresión muestra rostros de los directivos y varios de los inscritos, bajo las imágenes se puede leer el nombre de algunos comerciantes, así como el nombre de los negocios y sus giros.
EL DURO GOLPE AL COMERCIO
La pandemia existente no parece dar tregua, la enfermedad ha transformado la vida, el comercio tradicional pasa apuros, ha perdido empleos y numerosos negocios han cerrado. La actividad de comprar y vender bienes y servicios no puede detenerse, la interacción vendedor-comprador de manera directa u otras formas habrá de seguir, tal y como se ha hecho desde tiempos inmemoriales.