Amor en la fe
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Un grupo de ciudadanos aprovechan el 14 de febrero para integrar el “Foro del amor”. Hoy VANGUARDIA les da voz para compartir algunas reflexiones al respecto y preguntarse: ¿qué puede enseñarnos el amor en una época como esta?
Por Luis Fernando Nieto
El amor es algo que se aprende a través de actitudes en el hogar, en la escuela y con los amigos. Estamos siempre dispuestos a captar todas las formas que tiene el ser humano para comunicarse con otros.
Jesús tiene una enseñanza, pero no solamente de palabra, sino que toda su vida. Él hace ver cómo el amor no es, como decía el antiguo testamento, un amor imperfecto que incluía aquella conducta de “ojo por ojo y diente por diente”. Ahora él está dispuesto a decir que nosotros debemos vencer el mal con el bien. No contagiarnos de lo mismo que condenamos.
El maestro, respecto al precepto del amor, tiene unas palabras muy hermosas, como aquellas donde nos habla que “nadie tiene más amor que aquél que da la vida, por el que ama”. El señor no da solamente un precepto imperativo, sino que está motivando a la persona para que su voluntad se mueva a tomar decisiones y todo vaya a desembocar en buenas obras.
Él habló con parábolas. La más bonita es la del hijo pródigo, aunque debería llamarse del padre pródigo, pues es él el que sale al encuentro del hijo, que regresa después de desordenar su vida. Viene arrepentido y él lo recibe sin importar el pasado con una fiesta para que se sienta otra vez en su hogar.
También la parábola del buen samaritano. Jesús narra que había una persona herida por salteadores a un lado del camino. Ni el sacerdote que pasó, ni el levita le hicieron caso, pero el samaritano supo detenerse, supo ver, contemplar y vino la compasión y así como en la primera parábola es la misericordia, en ésta es la compasión, el dar todo. Porque el Samaritano da su tiempo, da su comodidad, su dinero, da todo, el vino que traía es el desinfectante y el aceite es el bálsamo con el que cura.
Todo esto nos hace ver una nueva manera de ver el amor, una nueva manera de hacer que el ser humano no esté encapsulado en su egoísmo.
Pablo nos dejó unas palabras muy hermosas en la primera carta a los corintios, donde habla que el amor tiene cualidades que debemos recordar siempre, que nunca da respuesta a la ofensa sino solamente con el perdón, que espera todo, que es servicial, que tiene paciencia, comprensión.
El primer escalón es “ama a tu prójimo como a ti”. Luego dice: “ama a tu prójimo como a mí”. Se identifica con el necesitado, lo que hicieres a mí. Luego hay otro escalón que es maravilloso: “ama a tu prójimo como yo”. Es decir lo que haría Cristo en este momento por esta persona, lo tienes que hacer tú.