Se hacen ricos y famosos miembros de "barras bravas" en Argentina
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<strong>Buenos Aires, Argentina.-</strong> El principal requisito para ser "barra brava" de fútbol en Argentina es tener el 'aguante' necesario para alentar al equipo, participar sin miedo en las peleas de los estadios y defender aún con la vida a los líderes de cada porra.
Así lo resumen ante Notimex algunos de los miles de argentinos que convirtieron el ser 'barra-brava' en una profesión que hizo ricos y famosos a dirigentes de estos temidos grupos, mientras que a otros los llevó directamente a la cárcel.
Para un experimentado fotógrafo 'los barra bravas son los Frankestein de los equipos, porque en principio los organizaron para infiltrarlos en las zonas populares para que vigilaran a los hinchas y evitaran robos, eran un grupo parapolicial'.
Con el tiempo, las 'barra-bravas' fueron adquiriendo mayor poder porque las dirigencias les otorgaron la concesión para la venta de comida en los estadios o sus alrededores, el cuidado del estacionamiento, la venta de banderas, gorras y camisetas.
Cuando los grupos comenzaron a presionar a los presidentes de los clubes, con amenazas de por medio, consiguieron también un margen de entradas para los partidos que vendían por su cuenta, consiguiendo así jugosas ganancias.
La cereza del pastel la obtuvieron con los viajes internacionales a los que son llevados como parte de las delegaciones oficiales de los equipos que disputan torneos en el extranjero, e incluso en los cotejos de la Selección nacional en los mundiales.
Un caso extremo lo protagonizó el año pasado el presidente de River Plate, José María Aguilar, quien reconoció que había incorporado a algunos 'barra bravas' de 'Los borrachos del Tablón', la porra oficial, a la nómina de empleados del club.
'Intentamos llevar adelante un tipo de políticas de inclusión con la barra brava', confesó en medio de un escándalo por el descubrimiento de que los golpeadores contratados ganaban hasta dos mil dólares mensuales.
Como en todos los partidos que se juegan aquí, en los alrededores del Estadio de Vélez Sársfield, en donde Boca Juniors recibió el 14 de mayo al Atlas del Guadalajara por las semifinales de la Copa Libertadores, el clima era de extrema tensión.
Y es que llegar o salir de los estadios es una odisea temeraria porque siempre está abierta la posibilidad de que haya un enfrentamiento entre estos grupos de choque que las dirigencias de los clubes crearon, irónicamente, para reforzar la seguridad.
Los 'barra bravas' no suelen salir en los medios porque están calificados como delincuentes y muchos de ellos son buscados por la Policía, sin mucho esfuerzo, hay que decirlo, porque todos van cada semana a los partidos de su equipo.
Pero en el Boca Juniors-Atlas, algunos de los barras bravas del equipo xeneize accedieron a dialogar con Notimex bajo la petición del anonimato, y contaron que siempre llegan un par de horas antes a los estadios, en camiones alquilados por el propio club.
'Nos vemos en algún lugar y de ahí nos venimos juntos para acá, no necesitamos entrada porque nos meten a todos y los líderes son los que le dicen a la Policía quién pasa y quién no', cuenta Rafael, orgulloso miembro de 'La 12', como se conoce a la porra de Boca.
Rafael vino desde Quilmes, una localidad de la zona metropolitana de Buenos Aires, y reconoció que esto es un oficio para él porque gana dinero que no obtendría en trabajos que, además, nadie va a darle por desconfianza.
Explicó que las jerarquías en las porras se obtienen en las grescas 'porque si sales en la tele dándole palazos a algún enemigo o peleando sin miedo, ahí ganas puntos con los líderes. Para estar aquí lo más importante es eso, no tener miedo, jugársela'.
Aunque se les intente combatir, los 'barra brava' van a permanecer porque ya son parte del folclore del futbol argentino, confió Daniel, un trabajador de seguridad en Vélez.
'Ellos controlan los partidos, si no estuvieran habría más pleitos porque todos van a querer tener lo que tienen ahora las barras, siempre van a aparecer nuevos líderes, y a las dirigencias les conviene', aseguró.
Además, sentenció, 'los directivos de los clubes les tienen miedo. A ellos les ayudan hasta para que ganen elecciones, así que acá van a estar los barra bravas, cuando metan a unos a la cárcel, llegarán otros, pero acá se van a quedar'.