Otra vez… reforma fiscal necesaria

Dinero
/ 27 enero 2020

    Generalmente un gobierno nacionalista y de centro izquierda ideológico naturalmente genera desconfianza en los sectores empresariales y en las clases medias, sobre todo respecto al incremento de la deuda pública, al gasto excesivo y a la relación estrecha con las clases bajas. Ante una reconstrucción política, económica, social y hasta cultural de México, hay decisiones del actual gobierno federal que en materia económica se han tomado con mucha prudencia y tacto, precisamente para no atemorizar a los mercados financieros cuya volatilidad posible puede depreciar el peso, con todas las consecuencias que eso implique, entre otros efectos negativos.

    Refinanciar deuda federal más no su incremento y mantener el déficit cero en las finanzas públicas, además de subejercicios presupuestales, son decisiones para no presionar negativamente el nivel de precios, cuyo cierre acumulado en 2019 fue 2.83%. Sin embargo, una reforma fiscal progresiva y efectiva sí es necesaria, aunque se ha anunciado que no se promoverá nada al respecto, por lo menos en la primera parte del sexenio.

    Un ejemplo concreto es la elusión fiscal, que son resquicios y eventuales lagunas en las leyes impositivas, cuya interpretación permiten reducir el monto del pago de impuestos, así la utilidad fiscal de los contribuyentes tiende a cero; Según el Sistema de Administración Tributaria (SAT) en este año 2020 la elusión fiscal en el país alcanzará la cifra de 2 billones 900 mil millones de pesos, esto con estrategias contables y administrativas que pueden reducir la obligación fiscal hasta en 95%.  Aunque en este rubro existe amplia polémica, sobre todo en cuanto a tasa cero de IVA e ingresos exentos por salarios.

    Por otra parte, la evasión fiscal es el incumplimiento de la obligación recaudatoria y conlleva multas y castigos, lo que en promedio en México es alrededor de 500 mil millones de pesos (mmdp).

    Si bien las exenciones y los estímulos fiscales son para promover e impulsar actividades económicas específicas, regionales o a nivel nacional, además para reducir la inequidad en la distribución del ingreso, el asunto es que en la estructura jurídica impositiva actual no son claros este tipo de beneficios, es decir, es necesario readecuar todo el marco legal del pago de impuestos.

    Se ha hablado de que, aún con deducciones autorizadas, se debería imponga una tasa mínima de 4%, o aún más, a los grandes contribuyentes para elevar la recaudación en por lo menos 500 mmdp.

    No bastan la austeridad republicana, eliminar condonaciones iscales y la reducción de la merma causada por la corrupción. Para continuar con los programas de transferencias sociales –“clientelares” dicen los críticos-, el gobierno, como efecto multiplicador del gasto, debe impulsar el crecimiento con proyectos de inversión en infraestructura económica, para impulsar inicialmente la inversión privada en producción y servicios adyacentes, así de esta manera se podría incrementar la recaudación fiscal.

    Según la organización humanitaria internacional, si se gravara con sólo 0.5% la riqueza de la población con más ingresos en México, se recaudarían alrededor de 92 mmdp. La redistribución del ingreso debe tener sustento en una estructura fiscal sólida, eficiente, progresiva y equitativa, de ahí la necesidad de la reforma fiscal integral.

    La recaudación anual asciende a 2 billones 986.9 mmdp (16.1% del PIB)  y, según el SAT, en este año se pretende incrementarla en 742.1 mmdp, para que dicho acervo fiscal sea superior al 25% del producto. Pero sin los cambios impositivos necesarios no se ve sencillo el logro de esta meta.

    Es entendible la negativa del gobierno a esta reforma necesaria, para no generar más incertidumbre en la iniciativa privada, sin embargo, se debe convocar a un análisis técnico para llegar a acuerdos consensados con los diferentes involucrados en el tema. La reconstrucción del país requiere del esfuerzo de todos los sectores.

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