Deplora Papa prejuicios y discriminación contra los sordos
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Ante unas 500 personas, entre ellas 89 sordas, el Papa calificó como `deplorables e injustificables` las actitudes discriminatorias porque -dijo- son contrarias al respeto por la dignidad de la persona no oyente y a su inserción social.
Ciudad del Vaticano.- El Papa Benedicto XVI deploró hoy la existencia de una cultura `marcada por prejuicios y discriminaciones` contra las personas sordas y pidió a la comunidad internacional defender sus derechos humanos.
El pontífice recibió en el Palacio Apostólico del Vaticano a un grupo de participantes en un congreso dedicado a la sordera y, por primera vez en su pontificado, un discurso suyo fue traducido a la lengua de señas.
Ante unas 500 personas, entre ellas 89 sordas, el Papa calificó como `deplorables e injustificables` las actitudes discriminatorias porque -dijo- son contrarias al respeto por la dignidad de la persona no oyente y a su inserción social.
Además constató que `por desgracia` en la actualidad no siempre se tienen gestos de solícita acogida, de convencida solidaridad y de clamorosa comunión hacia las personas que no oyen.
`Hago un llamado a las autoridades políticas y civiles para que ofrezcan el necesario sostén para promover respeto a la dignidad de los derechos de las personas no oyentes favoreciendo, con ayudas adecuadas, su plena integración`, exhortó.
`No es posible olvidar la grave situación en la cual ellos viven aun hoy en los países en vías de desarrollo, sea por la falta de apropiadas políticas y legislaciones, sea por las dificultades a tener acceso a los cuidados sanitarios primarios`.
En la Sala Clementina del Vaticano, el obispo de Roma pronunció su discurso en italiano, mientras dos sacerdotes especialistas en dos diversos lenguajes gestuales tradujeron su mensaje.
El Papa recordó el pasaje bíblico de la curación de un sordo de parte de Jesús y estableció que, con ese episodio, Cristo no sólo sanó la sordera física, sino que indicó la existencia de otra forma de sordera de la cual la humanidad debe ser salvada.
Se trata, apuntó, de la `sordera del espíritu` que `alza barreras cada vez más altas a la voz de Dios y del prójimo, especialmente al grito de auxilio de los últimos y de quienes sufren, cierra al hombre en un profundo y ruinoso egoísmo`.
Según Benedicto XVI, el `ardiente deseo` de Jesucristo es vencer la soledad y la incomunicabilidad creadas en el hombre por el egoísmo y así dar paso a una humanidad nueva, humanidad de la escucha y de la palabra, del diálogo, de la comunicación y de la comunión con Dios.
`Una humanidad buena, como buena es toda la creación de Dios, una humanidad sin discriminación, sin exclusiones, tanto que el mundo sea verdaderamente y para todos un campo de genuina fraternidad`, indicó.