El mal ajeno de pelo cuelga
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El Quijote II, 28
Sancho recibe tremenda paliza por parte de quien, apoyado por otros, considera una burla el hecho de que el escudero haya “rebuznado tan reciamente, que todos los valles retumbaron”.
Ya que todo pasó, Sancho se queja ante don Quijote de fuertes dolores en todo el cuerpo. Éste le explica con cierta parsimonia la causa de su dolimientos, causa que por supuesto es obvia: por tanto palo como le propinaron.
El pobre escudero siente que el caballero manchego minimiza las cosas y decepcionado dice entonces: “A la fe, señor nuestro amo, EL MAL AJENO DE PELO CUELGA, y cada día voy descubriendo tierra de lo poco que puedo esperar de la compañía que con vuesa merced tengo”.
Este refrán español, “el mal ajeno de pelo cuelga”, que Clemencín califica de “gracioso, de los muchos que hay de esta clase en castellano”, hace hincapié en lo poco que duelen a los demás los males ajenos; que muy pronto se olvidan las desgracias que atañen a terceros.
@jagarciavilla