Los Pinos rechaza pago de bots, aunque estudio de Oxford lo confirma
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No existen, ni existieron. Si se sigue la respuesta que dieron tres instancias de la Presidencia de la República, los “peñabots” o cuentas falsas que operan a favor del Gobierno en las redes sociales jamás han sido contratados. Pero los bots en México se perciben tanto, que un estudio de la Universidad de Oxford los incluyó como muestra de cómo autoridades de ciertos países se comportan en las redes para favorecer tendencias informativas
Los “peñabots” no existen y jamás “han existido”. La Presidencia de la República no ha registrado erogaciones para “promocionar contenido” en redes sociales. Además, es el propio Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, quien maneja sus cuentas cibernéticas y no hay nadie ni ningún equipo contratado para auxiliarlo.
Pero los “peñabots”, esas cientos de cuentas que logran derribar tendencias negativas o posicionar algunas a favor del Gobierno, no sólo se han notado en México; sino que han sido detectados desde la academia extranjera. Según el estudio de la Universidad de Oxford, titulado Troops, Trolls and Troublemakers: A Gloval Inventory of Organized Social Media Manipulation, México está entre 29 países que utilizan “cibertropas” o “ejércitos de bots” para influir en las principales redes sociales como Twitter, Facebook y hasta Instagram. Se trata de naciones con Gobiernos democráticos o unipersonales, así como religiosos.
La investigación que aún cuelga en Wikileaks fue dirigida por Samantha Bradshaw y Phillip N. Howard. En su presentación, los autores describieron el modus operandi de las cuentas falsas que es casi el mismo en cada país. “(Los bots) promueven agendas (como en Serbia), la difusión de información favorable a los gobernantes (como en Vietnam) o automatizan un software que imita el comportamiento de los humanos (entre ellos Argentina, Filipinas, Rusia, Turquía, Venezuela y México)”, asentaron en su trabajo.
Los reconozcan o no, en México, en la memoria del cibernética ha quedado la manera en que cientos de cuentas lograron bajar la etiqueta “IFAI” que aludía al traspié del Presidente cuando no pudo decir el nombre completo del Instituto (hoy INAI) en 2013. También cómo cada noche del Grito del 15 de septiembre la tendencia “acarreo” era derrumbada. Además, cómo hubo 60 mil mensajes a favor de la Reforma Energética que -según Carlos Páez, director de la aplicación Mesura-, sólo fueron posibles a través de “peñabots”.
En el sexenio de Enrique Peña Nieto se inauguraron en México los canales de comunicación cibernéticos entre el Gobierno y los gobernados. Las redes no importaban tanto en 2006, cuando Felipe Calderón Hinojosa arrancó su Administración. Twitter no existía en México, Facebook era apenas un club de amigos sin impacto en la política nacional y Youtube era, para calificarlo con una palabra, “divertido”.
En el preámbulo del proceso federal de 2018 -el más grande de la Historia de México-, las redes aún no son para todos. Según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), 46.3 millones de mexicanos no contaba con acceso a Internet por falta de recursos económicos.
Pese a este limitado acceso, en muy poco tiempo, de acuerdo con los analistas, las redes dieron un giro en su función. Ya no son simples herramientas para enviar mensajes, ahora son espacios desde los que se debate y se influye.