Tratamiento, otro obstáculo para pacientes
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CDMX.- Una vez que los receptores de un trasplante de riñón pasaron por un largo proceso para obtenerlo, tienen que seguir un tratamiento inmunosupresor para evitar que el órgano sea rechazado, lo que también significa una merma económica para ellos y su familia.
Hay medicamentos con precios muy elevados que, aunado a los servicios médicos, hacen imposible para algunas personas acceder a un trasplante para mejorar su salud, sin contar con el obstáculo que supone la falta de donadores de órganos.
Tan solo el fármaco basiliximab de 20 miligramos tiene un precio de 60 mil 166 pesos en farmacias. Se utiliza para prevenir el rechazo inmediato de un trasplante de riñón y se administran dos dosis; la primera dos horas antes de la cirugía y la segunda cuatro días después.
El anterior, es por mucho el medicamento más caro; no obstante, hay otros que deben tomarse casi de por vida, como la azatioprina, que cuesta mil 302 pesos por caja.
La terapia con este medicamento debe mantenerse indefinidamente, debido al riesgo de rechazo al injerto, pero además, tiene efectos adversos, ya que puede provocar anorexia, náuseas, vómito, leucopenia (nivel bajo de glóbulos blancos en la sangre), anemia, infecciones y hemorragias, entre otros.