Acapulcazo: El desafío 2024 ante la devastación de ‘Otis’
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Los dados están en el aire con relación a los resultados de las elecciones del 2024. El huracán Otis que devastó Acapulco también podría ser devastador para el sistema político en el poder. La gobernadora morenista de Guerrero no ha dado la cara a sus gobernados, sin embargo, su gente sí se ha disculpado con los invitados que la acompañarían a su informe que ahora queda convocado para el 11 de noviembre, pero que seguramente será postergado, pues no habrá condiciones para que ocurra aunque la sede sea la ciudad de Chilpancingo; ni la población que habita un puerto casi muerto ni la opinión nacional ni la internacional lo verían con buenos ojos. Lo que se podría esperar es un informe detallado de las acciones que el Gobierno estatal y el federal están realizando para apuntalar la vivienda y la economía de Acapulco.
La devastación podría “pegarle” a Morena dependiendo de la manera en que cobije y resuelva, o no, la problemática acapulqueña.
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Si la federación, más bien, si el presidente López Obrador determina un apoyo multimillonario para atender la crisis que provocó el fenómeno meteorológico habrá comentarios en torno a que su interés tiene sello partidista; múltiples voces insistirán que fue un error la desaparición del Fonden y que su techo financiero, hoy necesario, se pulverizó en algunos de los programas subsidiarios de la 4T.
Lo que es un verdadero hecho es que millones de mexicanos, de esos que forman el lamentable mundo del abstencionismo, quizá se atreverán a cumplir su responsabilidad cívica ejerciendo su voto y entonces podría haber un cambio en la estadística final de los resultados de la elección presidencial y, por supuesto, de las candidaturas por alguna curul en el Congreso de la Unión. Los partidos políticos en este momento estarán pensando cómo actuar ante el Acapulcazo.
Por lo pronto la rapiña, a todas luces producto de los detestables valores que tienen algunos mexicanos, y en presencia de militares, son un reflejo del Estado de Derecho que se vive en México. Mientras los apoyos de familiares de los damnificados no pueden ofrecerse porque no se les permite, ya en el país se están generando apoyos desde el sector privado. La profesora Esperanza Ortega, líder nacional de la Canacintra, ya convocó a los afiliados de esta cámara empresarial a cooperar con los guerrerenses afectados. Empresas norteñas de gran dimensión social están organizándose, estructurando sitios de acopio de víveres y encargándose de la logística de transportación. Espero que estos esfuerzos privados no se topen con la sinrazón de las autoridades y provoquen un inútil cuello de botella.
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Me pregunto qué pasará en la comparecencia del actual titular de turismo federal ante la Cámara de Diputados, no sólo porque lo que causará la ausencia en el corto y mediano plazo de Acapulco como destino de turismo fast track, sino por el documento que apareció recientemente en el Diario Oficial de la Federación (DOF) en el que los comités de Pueblos Mágicos dejarán de ser genuinamente ciudadanos por la brillante idea de que quienes los presidirán serán los alcaldes o algún funcionario local del ramo turístico. Definitivamente, este funcionario no es experto en el campo de la gobernanza. Son los ciudadanos desde sus emprendimientos los que fortalecen los programas turísticos. Los gobiernos trienales y sexenales inician y culminan; los ciudadanos somos lo que tenemos una presencia permanente y los que tenemos sensibilidad social para acudir en auxilio de otros ciudadanos que nos necesitan, que es lo que está ocurriendo en este momento. El huracán que devasto Acapulco quizá activará el principio del fin de una era populista que quedará en la historia como un destello de oscuridad.
Encuesta Vanguardia
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