Agenda educativa (7)
COMPARTIR
TEMAS
“Día de muertos”... a 32 grados. Si, como si fuese mayo o junio y su sopor veraniego y asfixiante. Hemos liquidado al planeta. Es decir, nos lo acabamos. Esa marabunta depredadora a la cual llamamos humanidad, yo incluido, nos hemos agotado al planeta y sus recursos los cuales ingenuamente creíamos inagotables. ¿Quién lo espetó voz en cuello en su momento? ¿José López Portillo en uno de sus discursos a la nación? Palabras más o menos, dijo: prepárense para administrar la abundancia.
Es decir, aquellos años del siglo pasado donde se localizaron abundantes yacimientos de petróleo en nuestro territorio. Yacimientos que hoy son un lastre por haber entrado y de lleno en el mundo a eso de energías limpias y ecológicas (lo que eso signifique). La abundancia se acabó, bueno, parte, mucha parte de ella terminó en los bolsillos de los políticos priistas. Con Pemex, empresa quebrada del estado mexicano la cual Andrés Manuel López Obrador en su tozudez de espanto, quiere hacerla funcionar y que dé frutos monetarios (cosa imposible). El último reporte es el siguiente: Pemex perdió y sólo en los últimos tres meses, 62 mil 797 millones de pesos. AMLO dice tener “otros datos” y dice que todo va “requetebién”.
Ya no tenemos abundancia de nada y sí una catástrofe ecológica de proporciones bíblicas. Nos hemos acabado el planeta tierra. 32 grados en “Día de Muertos” es una calamidad silenciosa y letal. Imposible en otros años apenas unos cuantos años atrás. Hoy “Día de Muertos”, recibí la invitación generosa de tomar café mañanero con tres amigos de tertulia con motivos culturales y educativos (sobra decirlo, el tema político siempre brota en este tipo de tertulias).
Los comensales a saber: el joven Osvaldo Aguilar Villarreal; el guitarrista y músico de conservatorio, el inconmensurable maestro Raymundo Mendoza (no sólo ejecutante, sino compositor. Tiene una bien lograda composición a un poema de Carlos Pellicer, aquí le presentaré la reseña próximamente y claro, le escribiré la “liga” en las redes sociales para que usted disfrute semejante pieza clásica) y el Director de la Facultad de Jurisprudencia, Alfonso Yáñez Arreola, el cual merced a su trabajo cotidiano y con una agenda saturada de eventos, diplomados, maestrías y conferencias, tiene a una Facultad de Jurisprudencia en los cuernos de la luna universitaria.
Recibió una escuela casi muerta. Hoy es la escuela de la Universidad Autónoma de Coahuila más viva y en movimiento la cual y sí, está arrastrando a su ritmo a otras escuelas y facultades. Dentro de poco va a anunciar la consumación de un gran evento homenaje a quien puso la primera piedra de la Facultad, el abogado Francisco García Cárdenas. Hombre de prosapia ya en la eternidad, pero sus familiares en línea directa han aceptado la digitalización de su archivo y la exhibición de su bien dotada e histórica biblioteca y muebles. No pierda de vista este evento en su radar señor lector.
Esquina-bajan
Punto uno: 32 grados en “Día de Muertos” y como país, quebrados. Con pandemia letal o sin ella. Cuando salimos del restaurante donde fue la tertulia, el joven Osvaldo Aguilar fue parco pero sentencioso, me dijo: hace un calor de 30 grados y yo con sweater, maestro. Pues sí, algo imposible con esta asfixia infernal. Lejos quedaron los tiempos del poeta Ramón López Velarde, el cual veía pasar a sus musas envueltas en chales, encajes y luto ceremonioso rumbo a misa en la Iglesia más próxima.
Punto dos: y si hablamos de uno de los mayores poetas mexicanos, como lo fue el jerezano López Velarde, este año se cumple su Centenario de Aniversario luctuoso, murió en 1921 en la ciudad de México. Y caray, fue un poeta y no un político quien nos definió con nuestra esencia mexicana y ese pecado capital el cual arrastramos aún hoy y recargado en la humanidad de las decisiones atrabiliarias de AMLO. Escribió López Velarde: “El Niño Dios te escrituró un establo/ y los veneros del petróleo el diablo”.
Punto tres: la crisis de salud mental, sigue. Todo sigue su inexorable marcha hacia la nada. Un ejemplo vivo (o muerto, caray) de esto, son los suicidios. Yo contabilizo ya 105. Una tragedia social. Lo dijo Carissa F. Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud: “La pandemia de COVID-19 ha provocado una crisis de salud mental en nuestra región a una escala nunca antes vista. Se trata de una tormenta perfecta en todos los países, ya que vemos necesidades cada vez mayores y recursos cada vez menores... Es urgente que el apoyo a la salud mental se considere un componente fundamental a la respuesta a la pandemia”.
Punto cuatro: leamos a Francis S. Fitzgerald en su novela vertebral, “El Gran Gatsby”: “El día siguiente fue tórrido, casi el postrer día de verano y desde luego, el mas caluroso....” En el “hirviente silencio del mediodía. Los asientos de paja estaban al borde de la combustión...” Sí, habitamos un verano perpetuo donde un sweater ligero nos puede provocar arder vivos.
Punto cinco: escribí que podemos arder vivos... en la hoguera pública del escarnio y señalamientos de la población. Ave de tempestades, el magistrado, el ibérico Luis Efrén Ríos Vega, navegaba en una lancha de remos en mar embravecido. Luego de su posición inquebrantable y de pie a favor de las familias de los desaparecidos que son legión en Coahuila y México, de nuevo creció como gigante. Ahora navega en un transbordador turbo.
Letras minúsculas
La injuriosa, negligente y torpe posición de Miguel Mery Ayup (Presidente del TSJE) y de su “cerebro chiquito”, Manuel Gil Navarro, los tiene al borde de la renuncia. Le dedicaremos tres textos a este tema jurídico.