Caravanas migrantes: la crisis que se avecina
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“Migrar es humano”, reza la campaña publicitaria que ha desplegado en las últimas semanas la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Con ella, al menos en teoría, se busca crear conciencia respecto de cómo la migración, además de ser un derecho, es una condición natural de las personas.
Los spots de la CNDH sin duda plantean una realidad histórica, pues la migración no es un fenómeno actual, sino un resultado de ese proceso que conocemos como “civilización”.
Sin embargo, como está claro cuando se pasa revista a las circunstancias del mundo actual, aunque los diferentes países del mundo estén obligados a respetar y garantizar el derecho a migrar, a quien desee hacerlo, el proceso debe sujetarse a reglas concretas.
La afirmación anterior, conviene precisarlo, aplica sobre todo a la migración internacional, es decir, al proceso mediante el cual una persona que ostenta una determinada nacionalidad, pretende establecerse en un país diferente a aquel en el cual nació.
Justamente por ello, los estados nacionales –México incluido– han legislado sobre la materia e impuesto normas específicas a quienes, no siendo nacionales, buscan asentarse en su territorio. Se trata, a no dudarlo, de una regla democrática que a todos conviene respetar.
El comentario viene al caso a propósito de la más reciente “caravana migrante” que ha ingresado al país –por la frontera sur– y que, de acuerdo con algunos reportes, incluiría hasta 10 mil personas de origen centroamericano, cuya intención es ingresar a los Estados Unidos.
El contingente, se estima, podría escoger Coahuila como el punto a través del cual sus integrantes busquen cruzar la frontera hacia los Estados Unidos debido a que, como se ha informado anteriormente, las condiciones de seguridad son mejores aquí.
Tal hecho supone un problema concreto para las autoridades estatales, sobre todo después de que el Gobierno de Coahuila suscribiera un acuerdo con el de Texas para reforzar la seguridad fronteriza e impedir que los migrantes extranjeros utilicen el territorio estatal para llegar al vecino país.
Con independencia del “derecho” que en abstracto se reconozca a quienes pretenden utilizan el territorio nacional como “vía de acceso” a los Estados Unidos, lo cierto es que tenemos obligaciones legales con nuestro vecino del norte y ya hemos sufrido las consecuencias de no honrar dicho compromiso.
Apenas el pasado mes de abril, el Gobierno de Texas impuso revisiones al 100 por ciento de los vehículos de carga que cruzan desde México hacia su territorio y eso provocó un auténtico caos en la frontera, hecho que obligó a la suscripción de los acuerdo bilaterales entre Coahuila y dicha entidad.
Si la caravana migrante que viene del sur llega, como se prevé, a Coahuila, puede desatarse una nueva crisis que es necesario evitar, pero para ello se requiere, sobre todo, la intervención del Gobierno federal. Cabría esperar que ello ocurra con oportunidad.