Ciudades caminables (2)
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“Nunca nos podremos explicar o justificar la ciudad. La ciudad está ahí. Es nuestro espacio y no tenemos otro. Hemos nacido en ciudades. Hemos crecido en ciudades. Respiramos en ciudades”.
George Perec.
Quizá, como escribió el autor francés en su libro Especies de espacios, deberíamos dejar de hablar de la ciudad, para empezar a hablar sobre la ciudad. Esto requiere una intimidad con ella. Es decir, implica un conocimiento y una identificación con estos espacios y sus componentes; sus calles, sus aceras, sus fachadas, sus colores, su movimiento, su ruido y su silencio. Caminar la ciudad, observar, escuchar, oler, sentir. Pasar inadvertidos.
Una ciudad se expresa a través de sus habitantes, se sabe que cuando algo se abandona se muere, desaparece físicamente pero también de la memoria. Pero no solo esto, la ciudad también es lo que ellos (nosotros) perciben (percibimos) de ahí su preocupación, identificación o apropiación sobre ella. Ser y estar en lugares como las ciudades implica cercanía, con los espacios y con quienes los habitan. Esta apropiación depende de la percepción y también de la interacción de las personas con su entorno y gracias a esta interacción un sitio se vuelve un lugar. Definir un lugar en un enunciado no es fácil porque implica hablar de lo tangible pero también de lo intangible, lo etéreo, sin embargo, podemos resumir que este es un espacio cargado de significado y que se percibe como propio, es entrañable, es un vínculo, un concatenamiento. Este simbolismo está enmarcado como ya se ha dicho, por el pasado, por la memoria, cuya construcción se hace en tiempo y espacio. Ahora bien, algunos autores mencionan que la relación entre los objetos, su función y las necesidades que resuelven le otorgan a los espacios una posibilidad de uso, sin embargo, más allá de lo utilitario, el manejo del espacio en las ciudades debe ser incluyente, constructivo, armonioso, que nos identifique como iguales, no en el sentido de estandarizar, sino en nuestra identidad como habitantes de un sitio.
La labor de la investigación el día de hoy implica la divulgación del conocimiento en diferentes medios y soportes; digitales o impresos, hace unos días navegaba por la red social Tik Tok y me encontré con un concepto que si bien no conocía como tal, se puede leer entre líneas en otros autores. Este término es el de tercer lugar. El autor de este concepto es un sociólogo urbano y su teoría es de 1989. Esta teoría habla de estos sitios en donde se construye comunidad mediante la interacción social, lugares que no son nuestra casa ni nuestro centro de trabajo -que son en general los lugares en donde pasamos la mayor parte del tiempo- lugares como la iglesia, la cafetería, el salón de belleza, la barbería, la librería, la plaza, la terraza de algún restaurante, en fin, espacios donde no siempre esté involucrado el intercambio económico y en donde exista invariablemente esta interacción social.
Nuestros centros históricos, son espacios en donde confluye no solamente la interacción social, un centro histórico es invariablemente el lugar donde se inició la historia de una ciudad, por lo tanto se encuentra cargado de significados, de simbolismos, de arraigo, y como dice Carrión: sin noción de antigüedad, no hay memoria y sin memoria no hay historia... además, el centro histórico: es capaz de convertirse en un palimpsesto en el que se lean distintas temporalidades en simultáneo, es capaz de resignificar para el habitante de hoy el valor de los símbolos de ayer. A lo cual yo agregaría, sin historia no hay arraigo, ni identidad, ni apropiación. El centro histórico y sus edificios, plazas, calles, banquetas, fuentes, monumentos, edificios hegemónicos o viviendas, barrios, comercios, panaderías, florerías, paseos, es susceptible a nombrarse o definirse como un tercer lugar, en él, se encuentra esta atmósfera cargada de significado: ¿reconoces alguno en tu ciudad?. La importancia de preservar, conservar, adaptar responsablemente nuestro centro histórico es tarea que nos incluye a todos, por eso, como diría Perec: hay que empezar a hablar sobre la ciudad, no de la ciudad.
Encuesta Vanguardia
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