Economía y coalición históricamente anunciada

Por exceso de liquidez, inflación y altas tasas de interés en los países desarrollados, en los años 80 del siglo pasado se inició en el mundo el proceso de apertura económica y financiera, la expansión progresiva del capital a escala mundial. En México, los gobiernos acataron las instrucciones del Fondo Monetario Internacional, lo que generó reducido crecimiento económico, desigualdades económicas y aumento de la pobreza, con secuelas de violencia y migración.

El PRI dejó al olvido el histórico “nacionalismo revolucionario” y se alió a la derecha partidista, el PAN, con apoyo de intelectuales, académicos y periodistas orgánicos. Neoliberales fueron las decisiones de política económica y política social: contención salarial; reducción de gasto social; crédito social para vivienda referido a tasas comerciales; disminución de inversión estatal física o coinversión con capital privado; programas sociales como dádivas y no como derechos; flexibilización en propiedad rural y costera; privatizaciones o liquidación de empresas paraestatales; rescate y reprivatización de bancos; entre otras.

Las circunstancias históricas inducen el inmoral y corrompido rescate bancario del Fobaproa (12/12/1998), generado por la crisis de 1994. Lo negoció el gobierno de Ernesto Zedillo con el PAN, cuyo acuerdo incluyó el triunfo electoral de Vicente Fox en el año 2000 y de Felipe Calderón en el 2006, esta última elección cuestionada por fraude, pero validada por el mismo PRI.

Desde entonces hasta hoy, la derecha convive y acuerda: expresidentes de la República, gobernadores y exgobernadores, poderosos empresarios y líderes sindicales, dueños de medios de comunicación de cobertura nacional y local con sus conductores y editorialistas, académicos de universidades públicas y privadas, “representantes” de la sociedad civil, entre otros.

Hasta reconocidas personalidades del panismo promovieron abiertamente la candidatura de Enrique Peña Nieto, sin sanción alguna de su partido; inclusive, el cuestionado triunfo priista en 2012 fue avalado, obviamente, por el panismo, para luego aprobar las “reformas estructurales de gran calado”. Todos felices y contentos.

Hoy los artífices del neoliberalismo diseñan el plan económico de la coalición Va por México, para retornar al “capitalismo de cuates” y favorecer a inversionistas privados en cadenas de hidrocarburos y electricidad, extracción minera, hasta en salud y centros de rehabilitación social, entre otros rubros. Además, la coalición tiene respaldo en el Poder Judicial y organismos públicos autónomos.

Por extraña sumisión ante el poder económico (¿-?), las dirigencias partidistas PRIANRD (sin consulta a sus bases) cancelaron la anunciada consulta ciudadana del pasado 2 de septiembre y ungieron como candidata a la presidencia en 2024 a la senadora Xóchitl Gálvez. Una coalición históricamente anunciada con lamentable corolario del partido emanado de la Revolución Mexicana.

Lo que está en juego es la definición de dos maneras distintas de conducir la política y la economía: Estado gerencial de negocios y de libre mercado aplicado en más de tres décadas; y el actual Estado de bienestar con responsabilidad social y orientación del mercado.

Es totalmente antagónico el proyecto cupular de la derecha con la perspectiva del actual Gobierno federal que, aun con errores e imprecisiones, postula la democracia participativa y una estructura jurídica acorde al Estado garante de derechos sociales y económicos.

Aunque limitados, los actuales resultados positivos económicos y sociales, además de la amplia aceptación del partido Morena y sus aliados, proyectan un sacrificio político de la cuestionada candidata derechista, por eso el objetivo primordial de la oligarquía es que la posición centro-izquierda no obtenga dos tercios del Poder Legislativo, para impedir el avance jurídico-legal de la “Cuarta Transformación”.

Con un proceso electoral limpio y transparente, con su voto, el año próximo la sociedad mexicana elegirá entre dos formas de conducción social y política del Estado y su consecuente modelo económico.