EDUCACIÓN SEXUAL
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“Buenos días niños. Como seguramente algunos de ustedes ya se habrán dado cuenta, su libro de Ciencias Naturales tiene unas páginas grapadas. En ellas hay cosas que no pueden ver. Cada mes voy a revisar sus libros y si descubro que alguien de ustedes le quitó alguna grapa, no sólo va a ser castigado fuertemente por mí, sino también por Dios, pues ver esas páginas es pecado”.
Eso sucedía en algunas escuelas del Estado y sinceramente desconozco si ocurra todavía. Las páginas que hablaban de sexualidad eran cosa del demonio y por nada del mundo debían ser vistas por criaturas inocentes. Lo que no sabían quienes ordenaban aquella prohibición es que estaban alimentando el morbo en los niños y el deseo de conocer lo “prohibido”. Muchos de esos pequeños trataban de ver entre grapa y grapa qué tenían aquellas páginas prohibidas y esperaban ansiosamente a que se terminara el año escolar para poder deshacer ese sello moralista. Lamentablemente esas páginas de educación sexual fueron vistas más bien como una revista pornográfica que como una oportunidad para hablar clara y abiertamente sobre el propio cuerpo de la mujer y del hombre, además de los riesgos que conllevan los embarazos no deseados y las enfermedades de transmisión sexual.
Por fortuna, actualmente el tema de la sexualidad es tratado desde la primaria. Sin embargo, esto resulta todavía escandaloso para algunos moralistas quienes suelen elevar el tono de sus voces para condenar lo que a sus ojos resulta pernicioso. “¿Cómo es posible que se hable de sexo a un niño?”. “¿No está el mundo tan descarriado como para comenzar a fomentar la concupiscencia entre la infancia?”. “Con eso de la educación sexual sólo se va a aumentar la promiscuidad en México y viviremos en un ambiente donde reinará el libertinaje”.
Sin lugar a dudas, el sexo es un tema que debe ser tratado en todas las escuelas, pues es un proceso biológico que da origen a la vida. No entiendo cómo pretenden enseñar ciencias naturales y se niegan a hablar sobre el mayor milagro de la naturaleza: la procreación de un ser humano.
Por no haber tenido una adecuada educación sexual, los mexicanos sufrimos grandes problemas que afectan al desarrollo social. Uno de ellos es la sobrepoblación. Qué diferente realidad viviríamos en nuestro país si no fuéramos más de 120 millones de habitantes. De seguro habría menos pobreza, existirían más oportunidades de trabajo y de recibir una educación digna y, sobre todo, los mexicanos podríamos llevar una mejor vida, sin tener que lamentarnos por la falta de alimento, de agua y de servicios básicos.
Otro problema que se deriva de la deficiente educación sexual es el de los embarazos no deseados durante la infancia y adolescencia. Según el Inegi, más del 20 por ciento de los embarazos que ocurren al año son de niñas y adolescentes de entre 11 y 19 años, lo cual se traduce en más de medio millón de nacimientos al año. Las mujeres que tienen sus hijos en la adolescencia tienen que enfrentar serios problemas al ver truncado su proceso normal de desarrollo y al asumir una maternidad temprana sin ninguna experiencia.
En Coahuila la situación de embarazos no deseados en la infancia y la adolescencia ha significado un gran problema social y de salud. De hecho, en la última década (2010-2019) Coahuila ha estado seis años en el primer lugar en nacimientos de madres adolescentes; tres años, en segundo lugar y un año, en tercero. Un ranking de salud pública y educación que no tiene nada de presumible.
Es cierto que los principales responsables de los menores de edad son sus padres, pero muchas veces la educación sexual se reduce, en el mejor de los casos, al consejo materno: “No vayas a entregar tu tesorito”.
El sector de la población más atacado por el SIDA es el de los jóvenes. Estoy seguro que con una buena educación sexual existirían menos personas con este virus, pues como han dicho, la única vacuna contra el SIDA es la información.
Estoy consciente de que una niña o un niño de primaria son muy pequeños para que les hablen del SIDA, de explosión demográfica o de los problemas de las madres adolescentes, pero qué mejor que irlos familiarizando con estos temas y así evitar que cuando lleguen a ser sexualmente activos, vivan en medio de la ignorancia.
No estamos ya en los tiempos de las páginas prohibidas. Ojalá que rinda frutos esa educación sexual otorgada en todas las primarias del País, para que así desaparezcan viejos tabúes y se resuelvan algunos problemas sociales que tanto afectan a nuestro México y, muy especialmente, a Coahuila.
aquientrenosvanguardia@gmail.com