Hospitales ‘a tope’ por cuarta ola de contagios
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Al menos tres hospitales públicos de Coahuila -–uno en Zaragoza, otro en Piedras Negras y el tercero en Torreón– se reportaron ayer al 100 por ciento de su capacidad debido a la internación de pacientes con infección respiratoria aguda grave (IRAG). Lo anterior, en el marco de la denominada “cuarta ola” de contagios de la pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2.
Uno de estos nosocomios –el Hospital de Especialidades de Torreón– también reportó el 100 por ciento de uso de camas con ventilador en su unidad de cuidados intensivos, lo cual implica la existencia de un número elevado de pacientes con síntomas graves.
¿Por qué resaltar estos datos? Porque, como se ha dicho en múltiples ocasiones, aunque la proporción de personas que desarrollan síntomas graves a causa del COVID-19 es relativamente baja, el problema fundamental que tenemos en países como México es la existencia de una infraestructura hospitalaria de nivel precario.
En otras palabras, el principal objetivo de las autoridades sanitarias ha sido, desde el principio, evitar que el sistema de salud se sature porque eso implica que no pueda brindarse la atención debida a todas las personas que requieren de cuidados intensivos.
Para decirlo aún más claro: lo que se intenta, desde hace casi dos años, es que el número de personas que enfermen –de manera simultánea– a causa del coronavirus sea lo más pequeño posible, pues una vez que los hospitales se encuentran saturados el riesgo de morir, para cada paciente que no puede encontrar una cama en un hospital, crece de forma importante.
No es consuelo para nadie que, volviendo a los datos de Coahuila, se diga que solamente el 13 por ciento de las camas de hospital se encuentran ocupadas, o que la mayoría de las clínicas no sufren de saturación, porque las camas, los ventiladores y las unidades de cuidados intensivos no son omnipresentes.
¿De qué le sirve a un paciente del municipio de Zaragoza, que requiere con urgencia un ventilador, que el 90 por ciento de estos dispositivos se encuentren disponibles en otros municipios del estado? ¿Qué hace la familia de un obrero de Torreón cuando acude con su enfermo a la clínica que le corresponde y le dicen que ya no hay espacio?
No estamos ante un problema de estadística sino ante una realidad que se vuelve angustiante para miles de familias en todo el país: el crecimiento descontrolado en el número de contagios está saturando el sistema de salud y eso, más que los síntomas de la enfermedad provocada por el coronavirus, incrementa el riesgo de morir.
Por ello, lo que todos debemos asumir –una vez más– es que la estrategia que más nos ayuda a todos –sobre todo a quienes por fortuna aún se encuentran sanos– es contribuir a contener la cadena de contagios. Y eso se logra de la misma forma que se nos ha repetido hasta el cansancio desde el inicio de esta historia: manteniendo la distancia social, perseverando en las medidas de higiene y reduciendo nuestra movilidad.
La receta ahí está. Las consecuencias de no seguirla, también.