‘Jaque mate’
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TEMAS
Sports Outreach cuenta con una academia
de ajedrez, la cual se ha implementado
en países de pobreza extrema, llevando
un poco de esperanza
Ante la injustificada pobreza que existe en el mundo, existen organizaciones y personas valientes que no aceptan esta realidad; que no forman parte de la complicidad del desánimo y menos de la insensibilidad; tal es el caso de Sports Outreach, organización cristiana que ha desarrollado un modelo que pretende restaurar la esperanza y transformar las vidas de los marginados.
Lo interesante de Sports Outreach es que, aparte de los programas tradicionales que casi todas las organizaciones con misiones semejantes emprenden, ha desarrollado un proyecto que está logrando, de manera innovadora y mediante el deporte, llevar la esperanza a los niños y jóvenes que apenas sobreviven a la pobreza extrema.
Jugada genial
Sports Outreach cuenta con una academia de ajedrez para niños y jóvenes la cual inició en 2007, con el profesor y misionero cristiano Robert Katende, hombre de inquebrantable fe y determinación (https://vimeo.com/115579358).
Robert argumenta que “el ajedrez es un juego de supervivencia. Tiene que ver con muchos conceptos relacionados con eso, pensar soluciones antes de que la situación se presente. Tienes unos recursos y según el uso que hagas de ellos, tu estrategia, tu plan, así te va a ir. Eso se identifica mucho con el estilo de vida de estos niños. En los suburbios viven para sobrevivir, tratando de averiguar qué va a ser lo próximo, dónde te vas a quedar, si es seguro, cómo hacer para comer”.
El proyecto lo estableció en uno de los barrios más desafortunados del mundo, el paupérrimo Katwe en Kampala, capital de Uganda (lugar con el mayor índice de infección de VIH del mundo, y en el que las mujeres sólo son consideradas para dos asuntos: el sexo y el cuidado de los niños). Cabe mencionar que este país, ensangrentado por una larguísima guerra civil, impera una indignante pobreza.
La estrategia básica para implementar este programa es, sencillamente, genial: “ven a jugar ajedrez y gana un plato de comida”. Al principio el proyecto tuvo mil problemas que hubiesen desanimado a cualquier persona, pero no a Robert ya que este incansable hombre jamás se rindió, pues en su corazón desde siempre ha habitado una inmensa fe en Dios; fue así que, con solo seis jugadores y abundante paciencia, forjó una realidad que hoy es referente mundial.
Anzuelo...
Una de sus más destacadas alumnas, Phiona Mutesi, ha dicho: “El ajedrez es muy parecido a mi vida, si haces movimientos inteligentes puedes mantenerte fuera de peligro, pero cualquier mala decisión podría ser el último”.
Ante tanta hambruna el anzuelo para que los niños y jóvenes participen en el programa ha sido un sencillo plato de comida, pero una vez ganada la pasión por el ajedrez, los muchachos empiezan a ser educados y formados en otras dimensiones de la vida, encendiendo así sus corazones e iluminando sus inteligencias.
Lo más interesante es que gracias a este programa, los muchachos, sin darse cuenta, se colman de razones de esperanza y de la posibilidad real de reducir su sufrimiento y transformar sus vidas. (https://www.youtube.com/watch?v=X_dZyIXFNUs)
Nacer niña...
Cuenta Phiona: “Mi padre murió de SIDA cuando yo tenía 3 años de edad (...) mi madre ya no podía permitirse el lujo de pagar mis cuotas escolares (...) Después del funeral nos quedamos en el pueblo durante unas semanas, y una mañana cuando me desperté, mi hermana mayor, Julieta, me dijo que le dolía la cabeza, le dimos unas hierbas, y entonces se fue a dormir. A la mañana siguiente la encontramos muerta en la cama. Eso es lo que recuerdo”.
Harriet Mutesi, la madre de Phiona, todos los días se levantaba a las 2 de la mañana para caminar 5 kilómetros con la finalidad de comprar verduras para revenderlas en la calle y obtener un poco de dinero. Por su parte, la pequeña Phiona tenía que empezar su jornada a las 5 de la mañana, la cual iniciaba caminando dos horas para a ir por agua, que ni siquiera era potable. Los días de la pequeña, como millones de niños más en el mundo, consistían en buscar diariamente alimento, para no morir de inanición.
Para comprender la magnitud del sufrimiento de Phiona y de las personas –sobre todo mujeres- que habitan en Uganda solo basta leer lo que Tim Crothers, autor del libro “La reina de Katwe”: “Phiona Mutesi es el último eslabón de los marginados, nacer africano es ser un marginado en el mundo. Nacer en Uganda es ser un marginado en África. Nacer en Katwe es ser un marginado en Uganda. Nacer niña es ser una marginada en Katwe” (https://youtu.be/Dd3tRXfJE54).
Sobresaliente
Refiero a la pequeña Phiona porque, gracias al esfuerzo y visión del profesor Robert, hoy tiene un futuro esperanzador, al tiempo que inspira a millones de jóvenes que sobreviven en la pobreza.
Phiona empezó a jugar ajedrez a los 9 años, casi por accidente: un día se dio cuenta que su hermano todas las tardes salía a la misma hora; así que decidió seguirlo en secreto.
Su hermano llegó al centro Sports Outreach, ubicado en el interior del santuario Agape, literalmente una casucha de madera carcomida, donde jugaban los jóvenes ajedrez. Ciertamente, el niño acudía a ese lugar para conseguir su ración diaria de alimento, cumpliendo también con la condición de aprender a jugar ajedrez.
Phiona se atrevió a entrar y para su sorpresa, Robert Katende le dio la bienvenida con amabilidad invitándola a comer, pero también a jugar, para lo cual le pido a una pequeña de 5 años le enseñara las reglas básicas del juego.
Para tener algo que comer la pequeña decidió ir todos los días al centro. Su juego mejoró paulatinamente; entonces, Robert descubrió que la pequeña poseía una habilidad nata para el ajedrez, así que decidió entrenarla personalmente.
Phiona, luego revelaría: “el ajedrez empezó a interesarme cuando le gané a un niño, no tenía grandes sueños ni nada de eso, solo quería seguir derrotándolos”.
Fue así como, a los 11 años, ganaba partidas a personas mucho mayores que ella, hasta que llegó a ser campeona nacional de la sub-20.
En el 2009 representó a su país en Sudán obteniendo el primer lugar. Después, a los 15 años, concursó en las Olimpiadas Mundiales, en Siberia, Rusia y en mayo de 2013, tuvo la oportunidad de conquistar uno de sus mayores sueños: jugar con el famoso campeón mundial Gari Kaspárov.
Phiona repetiría su experiencia en las siguientes olimpiadas, en Estambul 2012, Tromso 2014 y Bakú 2016.
La película
En 2016, Disney contó su vida en el film “La Reina de Katwe” (https://youtu.be/z4l3-_yub5A), misma que le dio reconocimiento mundial y la impulsó a seguir superándose, hasta llegar a gradarse en administración de empresas y finanzas en Northwest University en Kirkland, Washington y hoy, entre otras actividades, dicta ponencias sobre resiliencia, inspiración, superación y búsqueda de oportunidades.
Phiona creó una fundación en Uganda cuyo objetivo es impactar en la vida de los africanos y proporcionándoles estabilidad, ayuda y esperanza.
En relación a este proyecto Phiona comenta: “Muchos niños caminan kilómetros con el estómago vacío para llegar a la escuela y regresan a sus casas y no tienen comida. ¡No se puede estudiar con hambre! Estamos enfocados en enseñar liderazgo, desarrollar cada talento brindándoles educación y enseñanzas para sus emprendimientos. Comenzamos proporcionándoles libros, colchones, camas, cuadernos, bolígrafos y lápices. También artículos sanitarios. Queremos otorgarles becas para que financien sus estudios, se compren comida y viajen en transportes”.
Pequeño empujón
Esta sorprendente historia de vida permite constatar que el talento existe en todas partes y que, en ocasiones, solo se requiere dar un pequeño empujón a los niños y jóvenes para que encuentren oportunidades y florezcan sus dones, especialmente en aquellos que carecen de lo esencial; también permite constatar que las cruzadas personales de amor, como la emprendida por Robert, hacen la gran diferencia en un mundo donde abunda la indiferencia, el egoísmo y la frivolidad.
El testimonio de Robert y Phiona hacen ver que, a la pobreza, a la marginación y a las terribles costumbres de discriminación que abundan en el mundo, se les puede dar “jaque mate”. Para esto, se requiere querer reconocer en los rostros y en las realidades de nuestros semejantes nuestra propia naturaleza humana.
cgutierrez@tec.mx
Programa Emprendedor
Tec de Monterrey
Campus Saltillo