La Secretaría de Economía
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Es imposible dejar de lado e ignorar la renuncia de Tatiana Clouthier al frente de la Secretaría de Economía y la forma en cómo se dieron las cosas. Se trata de la segunda persona del gabinete económico en hacerlo después de Carlos Urzúa, en Hacienda, durante los primeros meses de esta administración.
Es evidente la sensación de que a muchas personas que en su momento formaron parte del gabinete no les han gustado ciertas decisiones que se han tomado en lo que respecta a temas financieros y económicos.
De acuerdo con la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, a esta dependencia le corresponde la formulación y conducción de las políticas de industria, comercio exterior, interior, abasto y precios del país, mediante el impulso e implementación de políticas públicas que detonen la competitividad y las inversiones productivas.
La actual coyuntura en la cual se da este cambio de estafeta en la Secretaría de Economía, y en que más de uno duda sobre si el perfil de la nueva secretaria -cuya misión anterior consistía en constituirse como el persecursor fiscal de los empresarios-, pueda generar ese necesario nivel de confianza y de cooperación con el sector privado para afrontar los retos que tenemos por delante.
En este sentido podemos resumir tres grandes retos, que con sentido de urgencia deberá abordar la nueva secretaria de Economía, Raquel Buenrostro y cuya atención es crítica para permitirnos atravesar estos momentos complicados de inflación mundial con la amenaza de una recesión desde Estados Unidos.
El primero, evidentemente tiene que ver con la disputa que se tiene con Estados Unidos y Canadá en los temas energéticos. El período de consultas ha concluido, por lo que, si no llegamos a un acuerdo con nuestros socios comerciales, esto escalará a un panel en el marco del T-MEC, donde sabemos que llevamos todas las de perder.
En segundo lugar, el tema de las cadenas de suministro y el encarecimiento de los productos agrícolas son aspectos críticos que contribuyen a que persista el problema de inflación. Aunque se entiende que el tema de cadenas de abastecimiento es de orden global, la promoción de inversión extranjera en sectores estratégicos ayudaría en mitigar este problema. Paralelamente, será crucial encontrar mecanismos que eviten encarecer la cadena de distribución de los productos agropecuarios.
Por último, y quizás sea la base de los puntos anteriores, se requiere recuperar la confianza de los empresarios y trabajar de manera conjunta para generar un clima de negocios adecuado para las inversiones y la generación de empleos que el país requiere, pero también para resistir los shocks que habrán de venir.
Difícil el panorama que tiene ante sí la Secretaría de Economía, y lo malo de todo esto es que parece que lo sucedido la semana pasada no va a hacer sino complicar todo aún más.
Economista y Catedrático de la
Facultad de Economía de la UAdeC
Twitter: @guillermo_garza