Los detalles de mi vida me dan información sobre mí. ¿Tendré el valor de meter los dedos al mar del autoconocimiento?
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Casi olvido levantarme esta mañana. Cuando me pasan cosas así, tiendo a escribir poemas. No hay mucho de poética, pero en mi interior se forman ideas y sensaciones. Son vivencias y experiencias que me permiten profundizar en mi momento y en quien estoy siendo. Nuestras experiencias de vida llevan tesoros escondidos. Tengo el hábito de poner atención a lo que me sucede. Ayer fue un día complicado. Me puse de mal humor, le grité a alguien a quien generalmente no le grito. Me dolía la cabeza. Estaba estresada y preocupada. Me di cuenta de que estaba impaciente. Llegué al punto de impacientarme con mi propia impaciencia. Conocerme de esa manera me ayuda a reconocer mi reactividad y desarrollar estrategias para tolerar y sobrellevar dificultades.
Si te observas tranquilamente, o intranquilamente, tendrás la opción de conocerte y de vivir tus experiencias a profundidad. El autoconocimiento se busca para cambiar quienes somos, sino para aceptarnos. Hoy trabajaba con una mujer quien hizo una lista nutrida de sus características. En un momento declaró, “Hay más defectos que cualidades.” No es así. Todas son características. Una parte del autoconocimiento es indagar qué hace que asignemos “buena” o “mala” a alguna característica específica. ¿Qué causa que me agrade una característica mía y desprecie otra? ¿Cómo es que me admiro ciertas cosas y me condeno otras?
Al cuestionarnos, encontraremos la idea de que algunas características nos fueron impuestas por nuestros padres, o la sociedad, y que otras las aprendimos para poder agradar a otros. Sin importar si estas teorías son “ciertas” o no, el autoconocimiento implica detalle en la autoexploración y honestidad implacable, reconociendo en el proceso la frase célebre de mi maestro, “Somos neuróticos, pero no pendejos.” ¿Qué significa? Que tenemos intenciones en lo que hacemos y en las características que adoptamos al formar nuestro carácter. Se vuelve complicado. Darnos espacio para meter los dedos de los pies en las olas que llegan a la playa del autoconocimiento, es suficiente por hoy.
Encuesta Vanguardia
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